Política

Bukele vende una nueva guerra en su discurso de cuarto año

El presidente Nayib Bukele aprovechó la sesión solemne de este 1 de junio para hacer tres anuncios en su discurso de cuarto año de gobierno, que según el reglamento de la Asamblea Legislativa y la Constitución de la República tenía que haber sido para “rendir un informe anual” de su trabajo. El anuncio que más destacó el mandatario fue el de su nueva “guerra contra la corrupción”. El tema de las guerras y de encontrar nuevos enemigos para perseguir es una constante en su narrativa oficial. En el discurso de su tercer año se refirió a la guerra que sostiene contra las pandillas. En ambas “guerras”, el mandatario ha omitido mencionar información que algunos de sus funcionarios están involucrados en casos de corrupción y en las negociaciones con pandillas.

El presidente Nayib Bukele en su discurso por los cuatro años de estar en el poder. Foto/Bladimir Nolasco
Por Beatriz Benítez

Por Beatriz Benítez

Junio 1, 2023

Como en los años anteriores, GatoEncerrado ofrece a sus lectores la transcripción del discurso del presidente Nayib Bukele, en el que básicamente habló de que “El Salvador ahora es otro país”, que su gobierno le está apostando a la “reinvención” y luego anunció que enviará a la Asamblea Legislativa una propuesta para reducir los municipios de 262 a 44 y reducir los diputados de 84 a 60. Finalmente, dijo que le ha declarado la guerra a la corrupción.

Transcripción del discurso de cuarto año de gobierno en el Salón Azul de la Asamblea Legislativa:

En cuatro años El Salvador es otro país. Eso no lo puede negar nadie, ni siquiera la oposición. Hemos tenido que trabajar muy duro para llegar hasta acá. No tengo que repetir la historia porque los salvadoreños la conocen bien. Saben de primera mano, cómo es vivir en un país controlado por terroristas sin libertad sin esperanza sin nada.

Y lograr lo que aquí hemos logrado, no ha sido el trabajo de pocas personas; sino una labor titánica de miles de salvadoreños. Algunos de ellos, incluso, perdieron su vida para salvar la de otros.

Ahora tenemos un nivel de seguridad de que países de Latinoamérica sueñan. No lo digo para jactarnos, sino para que cada uno lo analice y sea consciente de lo que hemos logrado. Perdimos el miedo. Detuvimos la caída libre en la que veníamos y comenzamos a volar incluso por encima de nuestras expectativas.

El país más pequeño de América es ahora ejemplo para países más grandes que cuentan con más recursos, porque los logros en seguridad son irrefutables.

*Aplausos*

Hoy la normalidad de los salvadoreños es caminar a las nueve de la noche en su comunidad o cruzar una calle antes prohibida o jugar en el parque con amigos de otra colonia. Hasta hace poco tiempo esas cosas sencillas en otras países, eran impensables en El Salvador.

Los salvadoreños vivían en zozobra. En zozobra por una estructura terrorista eficientemente organizada con tentáculos en todo el estado y con un control casi absoluto del territorio, a excepción de pequeñas burbujas donde vivíamos unos pocos.

Las pandillas salvadoreñas eran las más grandes, estructuradas y sanguinarias del mundo. Llegaron a ser tan poderosas que, incluso conocedores y especialistas de renombre que vinieron aquí a estudiar el fenómeno, aseguraban que era imposible vencerlo.

Los pandilleros controlaban quienes llegaban a visitar a la gente en su casas. También controlaban qué organizaciones podían llegar a hacer trabajo comunitario. Controlaban las rutas de buses ,de taxis, si podían entrar los ubers o no. También controlaban qué productos iban a ser permitidos. Controlaban la venta de drogas, pero también de frutas, de carnes, de vegetales en los mercados. Las pandillas tenían colaboradores para prestar dinero a los comerciantes que luego extorsionaban y tenían también niños con los que mandaban a cobrar la extorsión. Los cabecillas tenían moteles y bares, pero también panaderías, talleres de carros y hasta sus propioa funerarias para hacer el negocio redondo de la muerte.

Y aunque la gente buena en las comunidades no fuera parte la actividad de las pandillas, se los afectaba en todos los aspectos de su vida, quisieron o no.

Los pandilleros aprendieron a sacarle rédito a la política corrupta. Recibían dinero por votos por movilizar gente. Aquí hay algunos casos, incluso documentados en video, negociaron que la cárceles fueran prostíbulos. También está en video y ordenaban muertes desde esos lugares donde se suponía que la fuerza de seguridad tenía el control al menos en las cárceles, pero ni siquiera eso. Desde ahí ordenaban la muerte y eso también está documentado.

Cuántos niños salvadoreños nacieron, crecieron y murieron sin ni siquiera poder ir a jugar una tan sola vez al parque. Porque había una frontera imaginaria en su colonia que se los impedía. Cuánto dinero se invirtió en nuestro país por tantos años para ser diagnósticos y planes de seguridad que nunca funcionaron. 

Cuánto ganaron los medios de comunicación con vender historias de asesinatos y muertes. Todo esto solo fue posible por un sistema que se autoprotegía.

La muerte hizo algunos muy ricos, mientras la mayoría de familias vivían encerradas con miedo en comunidades donde todos los días estaba de luto.

Esos traumas que nos dejaron tantas décadas de violencia nos llevará muchos años a sanar. Sino lean la Encuesta de Salud Mental, la primera que se hace en el país, que hizo el Instituto Nacional de Salud, ahí podrán confirmarlo.

Yo lo he dicho varias veces: cambiar un país toma tiempo, en especial un país con tantas urgencias de todo tipo, por eso tuvimos que crear nuestro propio método sin permitir que nadie nacional o extranjero nos ordenara qué hacer sin tener que cumplir compromisos bajo la mesa, porque los únicos poderes detrás de este gobierno han sido siempre Dios y el pueblo.

*Aplausos*

Ningún otro presidente podía siquiera, no quería, pero si hubiera querido, no podía siquiera tomar decisiones porque no venían aprobadas por sus financistas. Mientras que nosotros solo le rendimos cuentas a los salvadoreños, por eso hemos podido tomar las decisiones que había que tomar.

No rendimos cuentas a la comunidad internacional. No nos doblegamos ni ante los países que nos quieren decir cómo debemos resolver nuestros problemas, cuando ellos ni siquiera pueden resolver los de ellos.

En El Salvador hicimos lo que ningún país de Latinoamérica pudo hacer, ni siquiera algunas potencias del continente. Cambiamos el viejo sistema político y la arrebatamos a los delincuentes el control del Estado.

Pero quizá, a cuatro años de gobierno, nuestro principal no logro no sea la seguridad sino haber alcanzado realmente la capacidad de reinventarnos. Desde el principio tuvimos el liderazgo, la visión, la valentía, la determinación, pero nos hacía falta las condiciones. Las fuimos consiguiendo poco a poco, al inicio con la presidencia, luego gobernamos a pesar de los obstáculos y finalmente con el triunfo de esta asamblea, que con eso se logró, además, no solo la gobernabilidad, sino también la depuración del sistema judicial y del Ministerio Público. Sin esas cosas hubiera sido imposible luchar la guerra contra las pandillas. Ahora el régimen de excepción también aprobado por esta asamblea, nos ha permitido saborear al fin la paz por primera vez desde que tenemos memoria.

El Salvador es un país pequeño que no tiene los recursos de las grandes potencias mundiales, pero aún así hemos ido arreglando lo que estaba mal y cada vez somos más conscientes de que otra forma de vivir si es posible.

Para un país como el nuestro, que estaba al borde del colapso por la violencia, reinventarse no solo era una necesidad, sino que era vital. Hoy, cuatro años después, podemos decirlo sin que suene exagerado, ya no somos los mismos.

Al fin los salvadoreños ya pueden pensar en otra cosa que no sea evitar que los maten, ya podemos aspirar a más. El Salvador es otro país, ahora de verdad es nuestro.

Ahora los comerciantes pueden pensar en cómo vender más, como mejorar sus servicios, cómo abrir nuevas sucursales, ya no están pensando en cómo pagar la extorsión a fin de mes o que los maten por no pagarla. Los jóvenes pueden pensar en un futuro diferente, en lugar de ser únicamente reclutados o asesinados por las pandillas, la gente está pensando a dónde ir o qué más hacer el fin de semana, ya no tienen miedo a estar afuera todo el día o regresar tarde a su casa. Lo que antes era privilegio de unos pocos, ahora es lo cotidiano para todos.

Ahora, lo cotidiano empieza a hacer que los niños jueguen en cualquier parte, que los vecinos se crucen cualquier calle sin importar la hora, que en las colonias los desconocidos dejen de ser una amenaza, que las familias ya no estén separadas por fronteras imaginarias, que los espacios públicos sean de verdad públicos.

Gracias a mi esposa Gabriela, que la madres embarazadas vayan a sesiones de educación prenatal cerca de su comunidad, que los niños vengan al mundo con amor y que los padres puedan también vivir ese momento.

Ahora, lo cotidiano empieza a hacer que la gente vaya al centro histórico en la noche, conciertos todas las semanas, que los hoteles y los hostales estén llenos, que las familias salgan y regresen a sus casas a la hora que quieran, que los padres lleven a los hijos a sus cubos y a las bibliotecas, que seamos anfitriones de mundiales de surf, que seamos sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe y de Miss Universo. El Salvador es otro país, ya no somos los mismos.

Pero la necesidad de reinventarnos siempre la tuvimos, esa necesidad siempre estuvo. La diferencia es que ahora tenemos la capacidad y la voluntad para hacerlo y lo demostramos con la guerra contra las pandillas. Todavía no estamos donde queremos en muchas áreas, que también son importantes; sin embargo, hay unas decisiones que no podemos seguir aplazando porque debemos garantizar una mejor gestión pública y tener los recursos necesarios para satisfacer todas las necesidades que nos faltan. Por eso hoy quise hacer tres anuncios.

El primero es que tengo, aquí en mis manos, la propuesta para reorganizar la división política administrativa de El Salvador.

*Aplausos* Gritos que vitorean el nombre “Nayib”.

Vamos a reducir el número de alcaldías del país de 262 a 44.

*Más aplausos*

Los municipios actuales se convertirán en distritos que a su vez integrarán estas nuevas 44 alcaldías; es decir, ya no tendremos 262 alcaldes ni 262 consejos municipales ni todos los demás colaboradores de confianza que tienen ni síndico suplentes, tesoreros, gerentes, asistentes, asistentes del asistente, etcétera, etcétera, etcétera.

*Aplausos*

Solo…

*Aplausos*

Solo tendremos 44 alcaldes con sus respectivos Consejo municipales. ¿Cómo es posible que en un país tan pequeño, de apenas 21.000 kilómetros cuadrados, tenemos 262 municipios?

Todos con planillas y gastos administrativos que en la mayoría de casos superan incluso la recaudación de impuestos; es decir, no queda un centavo para obras. A eso sumémosle que muchos alcaldes solo se dedican a robar.

*Aplausos*

O a ver qué beneficios personal sacan de los recursos de la gente.

Y por otro lado algunos alcaldes honrados que quieren trabajar y que quieren hacer mejores obras, porque los hay, no la mayoría, pero los hay, no reciben tanto dinero como otros municipios con más negocios, con más servicios, y por lo tanto tienen una menor cantidad de impuestos o de presupuesto.

Pero quiero dejar claros algunos puntos con la reducción de alcaldías y municipios: no van a desaparecer las identidades de los municipios, esas van a continuar convertidas en distritos.

*Aplausos*

Tampoco desaparecerán las oficinas que todo el mundo conoce y que actualmente hay en cada municipio, seguirán ahí y no tendrán que ir más lejos a hacer un trámite. Lo harán en el mismo lugar donde siempre lo han hecho.

Las tasas municipales continuarán siendo las mismas en cada distrito, sin incremento por decreto.

*Aplausos*

Tampoco este decreto legislativo que estamos proponiendo tampoco despide a los empleados municipales. Los que se van son los puestos de confianza. El nombre de los municipios no cambiará ya que continuarán siendo distritos y podrán seguir celebrando sus mismas fiestas y tradiciones de siempre.

Ahora bien, esta decisión sí nos va a permitir varias cosas. Reducir la carga presupuestaria que implica mantener 262 alcaldes con sus concejales, suplentes, síndicos, secretarios, asesores, tesoreros, directores, gerentes jurídicos, jefes de prensa, financieros, etcétera. Hacer una distribución más equitativa de los impuestos y que los municipios pobres puedan recibir más al pasar y formar parte de otro conglomerado de municipios con mejores ingresos. Realizar grandes obras que puedan beneficiar a varios municipios desde las alcaldías, que ahora no pueden hacerse por burocracia o por leguleyadas. Mayor uso de los fondos públicos en obras y no en planillas.

Todos saben que El Salvador es un país pequeño y que la forma actual es inviable, la forma que ha sido administrado localmente es totalmente inviable, es algo que debió haberse cambiado hace mucho tiempo y no se hizo ¿por qué? Porque no harían nada jamás para golpear a su financistas o para el reparto de plazas, pero ahora sí, ahora se hacen las cosas con valentía y con liderazgo.

*Aplausos*

Hay otra ventaja, y es que ahora van a poder elegir mejores alcaldes y también fiscalizarlos. Es más fácil elegir 44 que 262, es más fácil fiscalizar 44 que 262. Por eso deberán trabajar más arduo y con más honestidad que antes, sin distinción y la gente podrá escoger a los mejores. Todos los municipios tendrán oportunidades equitativas para crecer.

El segundo anuncio que les traigo. Ustedes tendrán que votarlo, por supuesto, esta es una propuesta. Espero que pase, para reducir este órgano a 60 diputados.

*Aplausos* Gritos que vitorean el nombre “Nayib”.

Vamos a reducir esta asamblea a 60 diputados como era antes de que se firmaran los falsos Acuerdos de Paz.

Se fijaron cómo no se levantaron los de la esquina.

Esta asamblea tenía 60 diputados, no es un número antojadizo que nos hemos inventado o que se nos ocurrió en el gobierno. Esta asamblea tenía 60 diputados, pero Arena y el FMLN, en esa farsa que hicieron llamada acuerdo de paz, financiada además por todos los organismos internacionales como el gran logro del país, cuando todos los salvadoreños saben que solo nos costó sangre y subdesarrollos. Pero Arena y el FMLN, en esa farsa que firmaron, en su momento añadieron 24 diputados más a la Asamblea Legislativa para asegurar los curules de sus amigos, sin perder los otros curules, mantener todos los salarios y sus privilegios y dejando entrar a la mesa el FMLN, que fue lo único que se cumplió de los Acuerdos de Paz, darles a ellos su tajada del pastel.

Es incremento de los diputados, incluso, fue declarado inconstitucional por una pasada Sala de la Constitucional. ¿Y qué hicieron los diputados? No les importó, cambiaron la ley y quitaron la plancha nacional y lo que hicieron fue incrementar los diputados por departamentos para mantener siempre los 84 diputados que se habían repartido.

Ahora venimos a corregir esta plana.

Ambas propuestas, y espero que así sea, deberían estar aprobadas y en marcha antes de las elecciones generales del 2024.

*Aplausos*

Y por último. Y por último, quiero anunciar algo que es aún más importante que las dos cosas que dije anteriormente.

El Salvador tiene varios problemas de origen. ¿A qué le llamamos problemas de origen? Son esos problemas que no solo son estructurales, sino que también son transversales y además no sólo afectan un ámbito de la vida, sino que afectan todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos. Tienen consecuencias directas e indirectas de diferentes tipos, como muchos problemas importantes. Pero además tienen una condición sine qua non, son indispensables para que todo lo demás pueda suceder, para que todo lo demás se pueda hacer y podamos garantizar el bienestar de la población.

Uno de esos problemas, ya lo hablamos hace un rato, era la inseguridad. Podemos tener hospitales, escuelas o mejores hoteles, eventos de surf y lo que sea, pero de qué sirve si en cualquier parte nos pueden matar. No sirve de nada. Resolver el problema de la seguridad es resolver un problema de origen.

Por eso vinimos enfrentamos a esa realidad declaramos la guerra contra las pandillas y hemos logrado lo impensable vivir en un país seguro.

Pero tenemos otro problema de origen, endémico, que siempre ha existido y que al igual que las pandillas también tienen tentáculos en todos los niveles del Estado: la corrupción

*Aplausos*

Así como como la delincuencia, la corrupción afecta todas las áreas de la vida. Un país no puede funcionar si hay corrupción no nos deja invertir en soluciones y proyectos para la gente y mucho menos en grandes obras que nos permitan crecer más rápido y frenar el letargo del subdesarrollo en el que nos mantuvieron.

Pero la corrupción también es un problema, no solo por lo que los funcionarios  roban, sino porque se necesita tiempo para hacerlo.

En este país, los corruptos pasan pensando todo el tiempo en cómo hacer para sacar más dinero de las arcas del Estado. Están gobernando, pero no gobiernan. Y sino regresen al pasado y vean lo que se hizo en los últimos 5, 10, 15, 20, 30, 40 años y ojo: para que exista el funcionario corrupto, generalmente también hay un empresario corruptor. Este, en la mayoría de los casos ,tiene una tajada más grande, incluso que el funcionario, paga un millón para robar 10 millones.

Así que mi tercer y último anuncio, el más importante de los tres que daré esta noche, es que hoy declaramos la guerra contra la corrupción.

*Aplausos* “Nayib” “Nayib”

Así, así como hemos combatido frontalmente a las pandillas con toda la fuerza del Estado y con todas las herramientas legales que podemos, sin titubear en ningún momento, así también iniciaremos una guerra frontal contra la corrupción. Así como desplegamos fuerzas de seguridad del Estado y acorralamos a los pandilleros hasta llevarlos a la cárcel, así también actuaremos con los delincuentes de cuello blanco, vengan de donde vengan.

*Aplausos*

Porque nadie tiene derecho a ser corrupto, que nadie piense que está blindado. Pero no solo usaremos todas nuestras herramientas legales para llevar a cabo esta guerra, sino que así como construimos una cárcel para los terroristas, también construiremos una cárcel para los corruptos.

*Aplausos*

Incautaremos todo lo que tengan y haremos que devuelvan lo robado.

*Aplausos* Gritos.

Creo que, creo que algunos se han dado cuenta de que no nos acompaña esta noche el señor Fiscal General de la República. Es porque en este momento, el fiscal general se encuentra allanando y extinguiendo el dominio de todas las propiedades de Alfredo Cristiani.

*Aplausos* “Nayib” Nayib”

En este momento, la Fiscalía General de la República está ingresando a su mansión en Santa Elena, a su casa en el lago de Coatepeque, a la droguería Santa Lucía e incautando todos esos bienes que pasarán a posesión del pueblo salvadoreño.

*Aplausos*

Pero este no será el único, por supuesto. Reinventarnos significa hacer lo que nadie antes tuvo el valor de hacer. Obligar a uno de los mayores corruptos de nuestra historia reciente a que devuelva lo robado.

*Aplausos*

Vamos a perseguir la corrupción en todos los niveles, empezando por uno de los políticos que más daño le hizo nuestro país, que se creía uno de los dueños de la finca y que por eso despreciaba al pueblo salvadoreño.

Curioso que no vi al FMLN aplaudir.

*Aplausos* Abucheos

Traidores.

Abucheos

Traidores.

Abucheos.

El pueblo les pasará su factura.

Abucheos.

El Salvador no volverá a hacer la finca de nadie y lo que creyeron que lo era lo van a pagar caro.

*Aplausos*

No importa si robó hace uno, cinco, diez, 30 años, les recuerdo que gracias a la reformas hechas en esta Asamblea Legislativa, los delitos de corrupción ya no prescriben.

*Aplausos*

Así que vamos a ir tras cada corrupto en este país. Los vamos a obligar a pagar el daño que le han causado al pueblo salvadoreño, de la misma manera que estamos erradicando a las pandillas, de esa misma manera no vamos a titubear para erradicar la corrupción. Con Dios y el pueblo de nuestro lado, vamos a lograrlo.

El Salvador ya es otro país. Este es solo el inicio, ya no somos los mismos. Que Dios los bendiga a todos. Muchas gracias.