Política

Ofertar la megacárcel a Trump buscaba un beneficio mediático para Bukele: analistas

Bukele se ofreció como el carcelero de Trump, por una tarifa barata. Analistas consideran que la oferta no tiene asidero legal en Estados Unidos ni en El Salvador, pero que el anuncio rimbombante tenía otro propósito: congraciarse con el líder de la primera potencia mundial para retener su popularidad internacional, mostrar que El Salvador es un buen negocio para el gobierno norteamericano y evitar ser expuesto en los tribunales de Nueva York como el dirigente de un gobierno que ha negociado con pandillas. La visita de Rubio a El Salvador también tenía como misión marcar territorio ante la influencia de China en el país.

Nayib Bukele y Marco Rubio, Secretario de Estado de Estados Unidos. Foto/Embajada de EE. UU. en El Salvador
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Por Ezequiel Barrera y Cristian Meléndez*

Febrero 5, 2025

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El presidente inconstitucional de El Salvador, Nayib Bukele, recibió al Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, con una oferta inusual a cambio de una tarifa barata. Ofreció abrir las puertas de la megacárcel que ordenó construir, y de la que se jacta ante la comunidad internacional, para recibir a los criminales capturados y condenados en el país nortemericano, incluyendo a ciudadanos estadounidenses y miembros de estructuras criminales de otras nacionalidades. La propuesta fue más de lo que el mismo Secretario esperaba durante su visita a El Salvador, el pasado 3 de febrero, aunque luego reconoció que las autoridades de su país tienen que revisar si ese ofrecimiento cumple con todos los requerimientos legales. Tras el encuentro diplomático, un internacionalista explicó a GatoEncerrado que el ofrecimiento probablemente ni siquiera se concrete bajo las dimensiones que mencionó Bukele. Otro analista señaló que el anuncio público de una oferta así de rimbombante tenía el objetivo de buscar un beneficio mediático para retener la popularidad del gobernante y conseguir fondos en vez de priorizar la situación de los migrantes salvadoreños.

En respuesta a la oferta carcelaria, el funcionario estadounidense dijo que “es una señal más del increíble amigo que tenemos aquí en el presidente Bukele y el pueblo de El Salvador” y agregó que la reunión que sostuvo con el mandatario, en una lujosa casa del lago de Coatepeque, fue “extraordinaria”.

“El presidente, sabiendo los retos que enfrentamos en Estados Unidos, ha acordado un acuerdo migratorio extraordinario. Primero que nada continuará la cooperación plena en la devolución  de los salvadoreños que están ilegalmente en Estados Unidos y les dará la bienvenida aquí en casa. Esto ya existe, pero lo va a continuar. Y dos, ha aceptado la deportación de cualquier inmigrante ilegal en Estados Unidos que haya delinquido, de cualquier nacionalidad, sea de la MS13 o Tren de Aragua (de Venezuela). Y tres, ha ofrecido recluir aquí en sus cárceles a delincuentes peligrosos que están detenidos en nuestro país, incluidos los ciudadanos o residentes legales”, celebró Rubio.

Para el especialista salvadoreño en relaciones internacionales, Napoleón Campos, el ofrecimiento de Bukele es, en realidad, un tema menor entre las prioridades del Gobierno de Donald Trump, quien tiene “otra suerte de problemas” en los que se está enfocando. Además de que los marcos legales no contemplan un proyecto penitenciario internacional tan complejo como el ofertado por el presidente, en el que Estados Unidos podría depositar prisioneros en cárceles de El Salvador a cambio de una tarifa barata que sería utilizada para sostener financieramente el sistema penitenciario salvadoreño. 

“No encuentro hasta ahora los asideros legales ni en las leyes de El Salvador ni en las leyes de Estados Unidos para semejante operación (...) No existe además ningún asidero legal en el derecho internacional, en la jurisprudencia interamericana, ni en el marco de Naciones Unidas”, explicó Campos a esta revista.

Noah Bullock, director de Cristosal, dijo a GatoEncerrado que le sorprende que la prioridad de Bukele en la primera reunión bilateral con un funcionario de la nueva administración estadounidense no sea la de procurar un acuerdo para mejorar las condiciones en las que están los migrantes salvadoreños —a pesar de que El Salvador depende económicamente, en gran medida, de las remesas—. En vez de eso, el gobernante prefirió dos cosas.

La primera, según Bullock, es conseguir fondos para mantener el costoso régimen represivo que ha implementado y que ha dejado al 2 % de la población en prisión y sin garantías legales. Mantener un sistema penitenciario con sobrepoblación es bastante costoso, sobre todo en un momento en que el país ha tenido que hacer ajustes fiscales para acceder a financiamientos y préstamos como lo ha exigido el Fondo Monetario Internacional (FMI).  

La segunda es que la oferta carcelaria, según se infiere en declaraciones recientes que hizo la embajadora de El Salvador en Estados Unidos, Milena Mayorga, también pretende que los cabecillas de la MS13, que están enfrentando un proceso judicial en la ciudad de Nueva York, sean extraditados a El Salvador. 

“Sabemos que entre los cabecillas procesados en Nueva York hay personas que fueron liberadas de cárceles de máxima seguridad aquí en El Salvador (con condenas pendientes) y entregadas a la frontera con Guatemala antes de ser capturadas por Estados Unidos y llevadas para allá. Y en la acusación de la Fiscalía, que es un documento público, está muy claro que parte del caso en contra de los líderes (de la MS13) involucra al Gobierno de Nayib Bukele y funcionarios de esta administración en negociaciones con pandillas. Negociaron la percepción de reducción de violencia y homicidios a cambio de apoyo político en dos elecciones a favor del partido oficialista (Nuevas Ideas)”, comentó Bullock. 

Tomando en cuenta este contexto, el director de Cristosal concluye que la oferta carcelaria de Bukele tenía como objetivo mostrar que El Salvador puede sostener una relación transaccional conveniente para los intereses de Trump. En palabras más sencillas: es un buen negocio para Estados Unidos mantener una relación con Bukele, a pesar de que se ha aferrado al poder de forma inconstitucional y de que miembros de su gabinete están en la Lista Engels por actos de corrupción y que socavan la democracia.

En esta relación transaccional, en realidad, ganan ambos: Trump encuentra un país con las puertas abiertas para recibir deportaciones de migrantes salvadoreños y de otras nacionalidades, incluso puede abaratar los costos de su sistema penitenciario enviando a supuestos criminales a cumplir sus condenas en la megacárcel de El Salvador, y también logra ahuyentar la influencia de China en el país. Por su lado, Bukele evita el desprestigio internacional al ser expuesto en tribunales estadounidenses como el dirigente de un gobierno que negoció con líderes de pandillas.

“En una relación así, Bukele se quita una piedra del zapato. Hay un interés mutuo entre Estados Unidos y El Salvador en esto. Porque los republicanos, incluyendo el actual secretario de Estado, han sido muy contundentes en sus posiciones ante grupos terroristas. Y los cargos que le están poniendo a la ranfla (cabecillas de la MS13) son por terrorismo, han sido calificados como un grupo terrorista. Entonces, si sale en un juicio que el Gobierno de Bukele hizo una alianza con grupos terroristas, sería incómodo para Estados Unidos ver a Bukele como un socio en la región”, señaló Bullock.

En esta relación, en la que ambos se benefician, la visita misma del Secretario de Estado ha sido un reconocimiento al régimen de Bukele, que luego puede encajar en la política America First, tal y como la concibe Trump. 

El Gobierno de Estados Unidos no ignora que Bukele mantiene el poder de forma antidemocrática, pero pesa más la relación transaccional y los beneficios que puede tener la nación norteamericana al mantener una relación con un autoritario como Bukele.

“Con su visita, el señor Rubio tenía sobre sí, en el momento de estrechar la mano al señor Bukele, la responsabilidad de estar reconociendo, de extender el reconocimiento que le dio la administración Biden a Bukele, a sabiendas de que se trata de un régimen ilegal, inconstitucional, ilegítimo. A sabiendas de que el señor Bukele es un usurpador de la jefatura de Estado”, dijo Campos.

A pesar del reconocimiento y la oferta carcelaria, el especialista agregó que Rubio todavía no ha dado muestras de continuidad, como sí lo ha hecho con el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, con quien se acordó la creación de una comisión multilateral, incluyendo empresarios, que viajará a Washington para dar seguimiento a los posibles acuerdos a favor de los retornados.

“Yo no le he leído, hasta ahora, que el señor Rubio le haya dejado una invitación al señor Bukele para visitar oficialmente la Casa Blanca (...) Si estuviera esta oferta carcelaria en el primer nivel, ya hubiese sido asunto de que invitaran al señor Bukele, que el señor Rubio anunciara que bien posiblemente en marzo se daría la fecha de la visita oficial, pero no hubo absolutamente nada de eso”, remató Campos. 

De acuerdo con el internacionalista, aunque aún no hay acuerdos concretos, la vista de Rubio, el reconocimiento del régimen de Bukele y el establecimiento de una relación transaccional también tenía como objetivo trastocar la relación de El Salvador con China. 

“Le llegó a decir, prácticamente: ‘Hasta aquí llegás con China’. Le llegó a poner un alto al acercamiento y a las alianzas que ignoramos cuáles son en verdad (...) Lo que se rumorea afuera es que la minería metálica tiene como gran destinatario y beneficiario a las empresas chinas que ya tienen licencias para explorar y explotar en Nicaragua. Aquí, en El Salvador, como hay opacidad, como no hay consulta de información, nosotros no sabemos a quiénes ya les están otorgando esas licencias”, comentó Campos. 

Marco Rubio tiene 53 años y era el Senador de Florida. Hijo de padres indocumentados de origen cubano, ha enfrentado críticas por su fuerte postura en contra de los inmigrantes. Los senadores republicanos y demócratas votaron por unanimidad por su designación y se convirtió el pasado 21 de enero de 2025 en el primer Secretario de Estado de origen latino en toda la historia de los Estados Unidos. Foto/Marco Rubio en X.

China en medio

Tras la visita de Rubio a El Salvador, la portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos, Tammy Bruce, detalló que “el Secretario planteó estrategias para contrarrestar la influencia del Partido Comunista Chino en el hemisferio para salvaguardar la soberanía y los intereses de ambas naciones y de la región”. 

Desde que llegó al poder, en 2019, Bukele ha mantenido una relación cercana con China. El país asiático ha financiado algunas obras que el mandatario presume internacionalmente, como la Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES), infraestructura en zonas turísticas del proyecto “Surf City”, ampliación del muelle de La Libertad, una planta potabilizadora y otras obras que aún están por construirse o ejecutarse como el Estadio Nacional o la "Ruta de la seda", además de una serie de acuerdos a cambio de fondos de cooperación no reembolsable.

Esta relación cercana inició en diciembre de 2019, cuando Bukele viajó a la República Popular de China para reunirse con el presidente Xi Jinping. En ese país fue recibido con honores, caminó sobre una alfombra roja al lado del gobernante asiático y hasta fue galardonado con un doctorado honoris causa. Fue en ese viaje donde consiguió financiamiento para diferentes proyectos. 

Las relaciones de El Salvador con China fueron una herencia del último gobierno del FMLN, quien rompió relaciones con Taiwán para establecer relaciones con China. Para ese momento, Trump estaba culminando su primer periodo en la Casa Blanca y su Secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que no iba a evitar que El Salvador hiciera negocios con China, aunque sí le preocupaba que los proyectos desarrollados con China fueran “usados con fines militares y geoestratégicos”. Ahora, en el segundo mandato de Trump, su nuevo Secretario de Estado ha dejado claro que parte de su misión es sacar de la región la influencia china.

Durante los cuatro años en que Trump estuvo fuera de la Casa Blanca, la relación de El Salvador con China se fortaleció, debido en parte a que el Gobierno de Joe Biden tenía una relación distante con El Salvador, que incluso las autoridades estadounidenses incluyeron a funcionarios del Gobierno de Bukele en sus listados de personas corruptas y que socavan la democracia. Uno de esos personajes en la lista negra es el Director General de Centros Penales, Osiris Luna, quien era el responsable de mantener en prisión a peligrosos cabecillas de la MS13, que fueron liberados y escoltados hasta Guatemala para facilitarles su huida, pero que finalmente fueron recapturados por Estados Unidos y son quienes están enfrentando una acusación en Nueva York.

Acuerdo por energía nuclear “tiene una dedicatoria a China”

Luego de la reunión con Bukele, el Secretario de Estado firmó un Memorando de Entendimiento sobre Cooperación Nuclear Civil Estratégica (NCMOU) junto a la canciller salvadoreña, Alexandra Hill Tinoco. Este acuerdo, según explicaron los diplomáticos, busca promover la colaboración en el uso de la energía nuclear con fines civiles y mejorar la seguridad energética de El Salvador. De acuerdo con el Departamento de Estado, este memorando representa un paso inicial hacia el establecimiento de una sólida asociación nuclear civil entre ambos países. 

En octubre de 2024, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó la Ley de Energía Nuclear que permite explorar el desarrollo de energía atómica con fines pacíficos, como la generación de electricidad y la investigación científica.

Para el internacionalista Campos, el memorando de cooperación nuclear también “tiene una dedicatoria a China”.

*Con reportes de Beatriz Benítez y Eugenia Velásquez