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Los más débiles en medio de la pandemia

La cuarentena nacional por el COVID-19 ha llevado a un aislamiento social, en el que nadie debería de salir de casa. La medida ha comenzado a impactar en todos los sectores económicos, pero es el sector informal el que más vulnerable se encuentra en todos los aspectos.

Ricardo Castaneda, economista e investigador de ICEFI, asegura que el impacto económico del COVID-19 afectará más a las personas que están subempleadas, provocando mayor pobreza y desigualdad. 

Elías Alas vende minutas en el centro de San Salvador. Vive solo en una casa de alquiler. Hace unos meses sufrió una caída y se fracturó el brazo, por lo que se le hace difícil trabajar: “El problema es este, que decrete todo lo que quiera decretar el presidente, pero si nos ponemos a pensar en todos los que subsistimos de las ventas, que no tenemos una ayuda, sino que solamente de lo que vamos vendiendo nos vamos sosteniendo, ¿quién nos va mantener a nosotros?”, dijo.

Cris Rustián vende cables y audífonos para celulares en el centro de San Salvador. Ella dice que hay que acatar las medidas tomadas por el gobierno, pero que debería haber una forma de no afectar a los vendedores. “La preocupación de nosotros es que en algún momento haya un tipo de sanción para los vendedores. Tienen que comprender que uno sale a ganarse la vida. Creo que el alcalde podría apoyar a los vendedores con al menos una canasta básica”, manifestó.

Víctor Manuel Chávez tiene 65 años. Gana un promedio de diez dólares diarios vendiendo sorbete de carretón en el centro de San Salvador. Le preocupa su familia, ya que cinco personas dependen de él: “Sería bueno que mandaran a descansar a la gente mayor, así como en la empresa privada y que nos dieran algún tipo de ayuda, porque no podemos dejar de venir a vender. De esto vivimos”, manifestó.

Silvia vende comida cerca del parque Libertad, en el centro de San Salvador. Según cuenta, las ventas han bajado en los últimos días y le preocupa tener que cerrar su negocio en algún momento, por la emergencia nacional que ha provocado el COVID-19.

El alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt, ha cerrado los parques y las plazas públicas, también desalojó a los artistas que se ganan la vida haciendo estatuismo y malabares, como parte de las medidas para enfrentar el COVID-19. Con esto, mucha gente ha perdido sus ingresos y muchos trabajadores se han visto afectados, como los taxistas que no consiguen clientes.

Jesús Zaldaña y Alfredo Aguilar son músicos. Se ganan la vida tocando y cantando en el Parque Libertad, los bares y comedores del centro de San Salvador. Con las medidas tomadas por las autoridades tienen menos ingresos. “Nosotros vivimos por el público, pero si no hay público quién nos va ayudar”, mencionó Jesús.

Ángel Cárcamo juega ajedrez en el parque Centenario de San Salvador. Con el cierre de los parques y plazas públicas del centro, se ha movido a la entrada de la Biblioteca Nacional, para poder jugar. Le preocupa que el negocio que tiene con su esposa tendrá que cerrar en algún momento, porque es su medio de subsistencia.

Víctor Hugo Avendaño dice que aplaude que los países en medio de la pandemia están tomando medidas para ayudar y que aquí en El Salvador se ha hecho con la empresa privada, pero que no deberían dejar solos a los vendedores y al sector informal, porque son los más afectados con el impacto económico del COVID-19.

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