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Mad Men y la tragedia de un sueño americano

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Alex Martínez

Fotógrafo y periodista independiente. Bloguero del sitio La habitación de las luces obscenas y colaborador en la revista Bulla.

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La Avenida Madison (Madison Avenue en inglés) pertenece al barrio de Manhattan, en la ciudad de Nueva York. Fue conocida a principios del siglo XX como la meca en el sector de la publicidad en Estados Unidos, debido que ahí funcionaban las grandes agencias publicitarias y bajo ese contexto se desarrolla Mad Men.

El cine y la televisión nos ha vendido historias empalagosas sobre la felicidad y los triunfos de la sociedad americana (gringa en palabras más exactas), sobre todo en épocas como los 50 y los 60, en las que el imaginario colectivo asociaba el progreso con el consumo. La publicidad en esos años reforzaba ese ideal con la venta de una felicidad manufacturada y de eso va Mad Men.

La serie nos transporta al Nueva York de los años 60, época llena de lujos, misoginia y clasismo y nos presenta a Don Dreper, una súper estrella de la publicidad. El personaje encarna sin duda el sueño americano que tanto nos han vendido. Durante toda la serie, vemos la relación que él tiene con sus compañeros en la empresa Sterling & Cooper, en especial con Peggy Olson, Pete Campbell y Roger Sterling, y cómo a través de ellos se manifiestan los conflictos de la época.

Mad Men constantemente se pregunta: ¿Puede un hombre tenerlo todo y a la vez sentirse tan vacío? ¿Qué define al sueño americano? ¿Qué sucede cuando queremos negar nuestro pasado? Esto lo vemos reflejado en Don, quien, a pesar de estar en la cúspide de la vorágine empresarial, sufre constantemente por aceptar su pasado y mantenerse dentro del mundo de la publicidad. A esto se suma su obsesión con la infidelidad y el alcohol, situaciones que se van acumulando y terminan por desbordar su vida.

Don Draper sirve como el intermediario para conocer la situación histórica y social que se vivía en esos años: la incertidumbre provocada por la muerte de John F. Kennedy, el movimiento hippie, la lucha por la igualdad de género y las tensiones por el respeto a la comunidad afroamericana. En él vemos a ese hombre conservador que debe aceptar que el mundo está cambiando y que su vida ya no es la misma.

Sin duda, nuestro personaje principal es un ser complejo e hipnótico, que, a pesar de disfrutar las mieles del capitalismo, vive frecuentemente un conflicto con su pasado y la aceptación de su verdadera identidad. A medida avanzan los capítulos, termina por desmoronar su castillo de lujos y éxitos, que lo lleva a una crisis sin retorno. 

La historia es muy parecida a la de otro personaje de ficción, Bojack Horseman. Al igual que Don, lo tiene todo, pero sus malas decisiones y el peso de sus relaciones pasadas terminan por llevarlo a un camino donde prácticamente lo pierde todo.

Una reivindicación a los personajes femeninos

Mad Men no solo es Don Dreper. La serie le da el mismo peso a sus personajes secundarios y alterna sus historias con las de él, como es el caso de uno de los personajes con mejor construcción narrativa, Peggy Olson. Al principio se presenta como una secretaria introvertida e inocente, víctima de la violencia laboral y la misoginia de sus compañeros, pero a través de cada capítulo vemos cómo ella, por medio de su propio esfuerzo, va escalando en el mundo de la publicidad, dominado por hombres.

Otro caso es el de Joan, quien busca ser respetada en el mundo empresarial y se siente hastiada de ser valorada por su físico y no por su capacidad. También podemos encontrar el caso de Betty (esposa de Don), quien, en el transcurso de la serie, duda sobre su rol en la sociedad. Las personas la ven como un adorno y una ama de casa abnegada, así que busca independencia para ser reconocida por sus logros.

El lado oscuro del sueño americano

Todas las temporadas muestran las artimañas y vicios del mundo de la publicidad, los abusos de autoridad, acosos laborales, el pago de favores y malversación de fondos. También refleja que el ideal que representaba la sociedad gringa de ser perfecta y un ejemplo, era en realidad una farsa. Todo esto contado en escenas sobre la precariedad que vivían algunas personas, la violencia intrafamiliar, el abuso de drogas y la zozobra por los acontecimientos históricos que se gestaban.

Sin duda alguna, Mad Men ha adquirido más adeptos, encariñados con la representación histórica de esos años de constantes cambios, también por la energía y profundidad de sus personajes, quienes son el motor principal para que la serie se haya mantenido vigente durante 7 temporadas. Y que, además, haya definido el rumbo de las series actuales en cuanto a narrativa y construcción de personajes.

 

*Fotos de la película

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Alex Martínez

Fotógrafo y periodista independiente. Bloguero del sitio La habitación de las luces obscenas y colaborador en la revista Bulla.

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