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El rastro que los migrantes centroamericanos dejan en la frontera sur

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Por Mónica Campos*

Desde Texas, Estados Unidos

El terreno desde la orilla del río Bravo en el que los migrantes centroamericanos descienden de la balsa hasta el puesto donde la patrulla fronteriza espera a quienes se entregan, cuenta historias. Ropa, medicina, utensilios personales y pulseras en las que se leen las palabras “entrega” o “llegadas”, son artículos que aparecen como rastro en el último tramo que los centroamericanos caminan por las noches en su travesía hacia la frontera de Roma, en Texas, Estados Unidos.

Al oscurecer, las balsas con migrantes comienzan a cruzar el río bravo. La noche del 27 de marzo, agentes de la patrulla fronteriza intercambiaron un par de palabras con los “polleros” o “coyotes”, quienes desde el otro lado recibieron la orden de no pasar a nadie esa noche. Los “polleros” son quienes pasan a los migrantes por el río a cambio de dinero. Una hora después de la orden de los agentes, las familias con bebés y menores no acompañados comenzaron a tocar tierra. Esa es la historia diaria en la zona fronteriza, a la que cada noche llegan más de 400 migrantes centroamericanos. GatoEncerrado estuvo en la frontera este 26 y 27 de marzo para documentar los cruces de las familias centroamericanas que llegan hasta ese punto para entregarse a la patrulla fronteriza con la esperanza de tener la oportunidad de pedir asilo en los Estados Unidos.

Una pulsera con la palabra “entregas” aparece en el camino. Los migrantes dicen que se las colocan antes de cruzar el río para identificar quiénes son los que han pagado y tienen permitido abordar las balsas. Foto/Mónica Campos

Un grupo de migrantes baja de la balsa en la zona fronteriza de Roma, Texas. Este lugar, al otra lado Del Río Bravo se ha convertido en el nuevo epicentro de los cruces de migrantes centroamericanos. Foto/Mónica Campos.

Un labial quedó semienterrado en el camino al punto fronterizo de Roma, Texas. Durante la noche, son comunes las escenas de mujeres, en su mayoría madres, que se entregan a la patrulla fronteriza. Foto/Mónica Campos.

En el camino al punto fronterizo es común encontrar ropa de bebé que migran con sus familias hacia Estados Unidos. Foto/Mónica Campos.

Un gorro cuelga de una rama en el terreno que separa el río Bravo con el puesto de la patrulla fronteriza, que fue dejado en la oscuridad de la noche. Foto/Mónica Campos.

Una frazada cuelga en la zona fronteriza, a unos 100 metros del lugar donde la patrulla fronteriza espera a los migrantes. Foto/Mónica Campos.

62 personas se dirigen a entregarse, la noche del 27 de marzo. Entre ellos hay niños y adolescentes no acompañados. Foto/Mónica Campos.

Medicamentos y vitaminas son algunos de los artículos que aparecen en el camino de los migrantes. Foto/Mónica Campos.

Cintas de zapatos son otros de los artículos comunes en el camino de los migrantes centroamericanos. A veces, las cosas que van quedando se unen con la naturaleza del lugar. Foto/Mónica Campos.

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