Foto/Emerson Flores
En su discurso de segundo año de gobierno, Bukele declaró la batalla al “aparato ideológico” que, según él, había controlado el poder durante 200 años de historia salvadoreña. De acuerdo con la descripción del mandatario, ese aparato ideológico son las fundaciones, tanques de pensamiento, oenegés, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. Sin embargo, en los más de 30 minutos, el mandatario omitió hablar de transparencia, personas desaparecidas, la relación con Estados Unidos y los más de una veintena de cambios sin explicaciones en su gabinete de gobierno.
La sesión solemne a la que llegó tenía como finalidad que la nueva Asamblea recibiera una rendición de cuentas del presidente, pero lo que en realidad ocurrió es que Bukele utilizó la noche y la cadena nacional de radio y televisión para amenazar con poner en marcha un “quinto paso” para desmantelar el “aparato ideológico” que el poder oligárquico ha controlado durante los 200 años de historia en El Salvador. Según la descripción del mandatario, ese aparato ideológico son las fundaciones, tanques de pensamiento, oenegés, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación.
Los cuatro pasos anteriores descritos por Bukele hicieron referencia a cuando ganó la Presidencia de la República y cuando consolidó el control de la Asamblea Legislativa, con una bancada mayoritaria de Nuevas Ideas, que le permitió imponer a nuevos magistrados de la Sala de lo Constitucional y al fiscal general, para sacudirse a los anteriores que le resultaban un estorbo para las decisiones de gobierno.
“Y hoy, este 1 junio, es el quinto paso de nuestra historia. Este día inicia una nueva etapa para nuestro país, la etapa en la que ya no se trata de un gobierno, de una Asamblea Legislativa, de un poder del Estado; a partir de ahora el reto es mucho más grande. Los salvadoreños tenemos que decidir liberarnos del yugo de los poderes fácticos que con su aparato ideológico han gobernado desde atrás siempre y siguen intentando dominar nuestro país”, pronunció Bukele.
El presidente aseguró que por primera vez, en 200 años, la oligarquía perdió su última oportunidad de controlar el poder formal en nuestro país y no tuvieron otra opción más que salir a dar la cara.
“Ya no pueden gobernar desde atrás del poder ejecutivo, ya no pueden gobernar desde atrás del poder legislativo, ya no pueden gobernar desde atrás de la Sala de lo Constitucional, ya no pueden gobernar desde las sombras. Tuvieron que salir a dar la cara a pelear por el poder con su aparato ideológico desde sus fundaciones, sus tanques de pensamiento y sus oenegés o ahora como le dicen OSC. Pero que los poderes fácticos ahora estén dando la cara a plena luz del día y con poderosos apoyos nacionales e internacionales nos demuestra la importancia de nuestro quinto paso: La batalla del pueblo salvadoreño contra el aparato ideológico y la defensa total que nuestro país ha conquistado en estos dos años”, advirtió.
Frente a la comunidad internacional que ha condenado la imposición de nuevos magistrados de la Sala de lo Constitucional y del fiscal general, Bukele dijo: “No vamos a volver atrás”.
Según Bukele, sus adversarios y algunos en la comunidad internacional están confundidos y no entienden que nadie gobierna detrás de él. “Es extraño para ellos que detrás de este gobierno no haya nadie dando órdenes. En la mayoría de países, incluso, los gobiernos también se deben a alguien: a financistas, a élites económicas, a comandancias partidarias, o con algún grupo con el que tiene que quedar bien”.
Para el politólogo Álvaro Artiga, el nuevo ciclo político liderado por el presidente Bukele tiene rasgos similares a las dictaduras pasadas.
En una entrevista de canal 33, Artiga explicó que en los años 60 y 70, \ el partido que gobernaba era PCN y se caracterizó por hacer grandes obras de infraestructura, pero también porque no permitía el disenso político y había una marginación que después se convirtió en represión contra toda expresión política divergente al gobierno. Y fue lo que en buena medida derivó en el conflicto armado de los años 80.
Pero, además de tener rasgos similares a los gobiernos militares, Artiga advierte algo peor: un sistema totalitario. Sostiene que el hecho de que la población evalúe bien al presidente habla de una posibilidad que es todavía peor a los años 60 y 70: “Es que aquí se constituya un sistema totalitario, donde incluso la manera cómo piensa la gente es la manera como el presidente le dice que debe pensar, que las cosas sobre las que habla la gente sean las cosas sobre las que el presidente dice que hay que hablar”.
“A mí el discurso me pareció muy parecido a como hablaba Hugo Chavez y como habla Maduro”, opinó el politólogo en la entrevista de televisión.
Tras un discurso ausente de rendición de cuentas, el mandatario tampoco habló sobre la transparencia, desaparecidos, corrupción, la relación con Estados Unidos y los más de 20 movimientos en su gabinete que nunca ha explicado.
El presidente Bukele no habló de los golpes que su gobierno ha gestado a la transparencia, acceso a la información y restricciones a los periodistas. GatoEncerrado documentó que entre el 1 de junio de 2019 a mayo de 2021, 15 instituciones del gobierno pusieron en secreto 281 tipos de información sobre compras públicas, licitaciones, planes de salud, educación, primera infancia y actas del Consejo de Ministros, pasando por encima de la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP).
Este gobierno, además, llegó a controlar el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) apartando del camino a dos comisionadas nombradas en la anterior gestión y poniendo a nuevos comisionados afines.
El gobierno intenta que los casos de personas desaparecidas no se expongan en redes sociales ni en medios de comunicación. Sin embargo, en El Salvador, miles de familias han tenido que emprender la búsqueda de sus parientes desaparecidos, empujados por la displicencia de las autoridades que no les han ayudado, a pesar de la insistencia. Según datos, desde diciembre de 2019 hasta abril de 2021, la Fiscalía ha documentado 1,091 víctimas de desaparición, aunque la cantidad de denuncias por desapariciones podría ser mayor. En ese periodo, solo cuatro casos han terminado en condenas.
El fiscal destituido por la nueva Asamblea, Raúl Melara, informó en noviembre del año pasado que investigaban 17 casos por presuntas compras irregulares durante la pandemia. Tras recibir tres avisos por parte de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (Cicíes), la Fiscalía investigaba, entre esos casos, la compra por $225 mil en botas para personal médico que hizo el Ministerio de Salud a una empresa de familiares del ministro de Salud, Francisco Alabí, tal como lo reveló GatoEncerrado.
Justo en el día del discurso del presidente en la Asamblea Legislativa, al mediodía llegó al país Jean Manes, quien ha sido nombrada como la Embajada de Negocios de los Estados Unidos en El Salvador. Manes dijo que viene a hacer todo lo posible por fortalecer las relaciones bilaterales entre ambos países, las cuales se han mantenido tensas tras la destitución de magistrados de la Sala de lo Constitucional y del fiscal general de la República y la petición de Estados Unidos de restablecer el orden constitucional.
Estados Unidos además cortó la ayuda económica a algunas instituciones del Estado y la reorientó a organizaciones de la sociedad civil. También ha incluido a la comisionada presidencial Carolina Recinos en una lista de presuntos corruptos. El gobierno de Bukele ha respondido que no dará marcha atrás y ha mostrado acercamiento hacia China, principal adversario de Estados Unidos. Incluso, la Asamblea dominada por Nuevas Ideas ratificó un convenio marco entre El Salvador y la República Popular China para ejecutar varios proyectos.
En marzo de 2019, siendo presidente electo, Bukele criticó la decisión de su antecesor Salvador Sánchez Cerén de romper relaciones con Taiwán y reconocer a China. En ese momento, Bukele dijo que estaba analizando la información, incluidos los “tratos bajo la mesa” que hizo el gobierno de FMLN con el Gobierno de China, lo cual es una de “las razones por las que ni siquiera nos hemos reunido con la embajada de China en El Salvador”, aseguró en ese año.
El presidente Bukele también ha quitado y movido a más de una veintena de funcionarios en su gabinete en los dos años de gestión. De casi todos nunca ha explicado la razón de los cambios. En plena pandemia quitó a la exministra de salud, Ana Orellana, y puso en su lugar a Francisco Alabí. Hizo otros cambios en instituciones como el Ministerio de Agricultura, que ha sido cuestionado por el manejo de recursos en compras de paquetes de alimentos durante la pandemia y también destituyó a Rogelio Rivas del Ministerio de Seguridad. Sobre este último, el presidente guardó silencio sobre las razones, pero una publicación del periódico El Faro reveló que fue porque estaba montando una candidatura presidencial a espaldas de Bukele.