Las mujeres llegan al fútbol americano por diferentes razones, pero todas coinciden en un mismo punto: en este deporte encuentran un respiro, inclusión, amistad y, sobre todo, un espacio seguro que les ayuda tanto física como mentalmente para desarrollarse.

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Por Gabriela Méndez

Leticia de Mendoza es madre y emprendedora. Alejandra Mejía es una joven que tenía problemas de salud y Yennifer Alabí es una persona sorda. Las tres encontraron un espacio seguro  en el fútbol americano, una disciplina que paradójicamente ha sido históricamente dominada por hombres. Si bien es cierto que las mujeres tienen que esforzarse y luchar el doble para que más o menos se les reconozca en  los espacios que comúnmente son dominados por hombres, estas mujeres han  destacado pese a todas las limitaciones que la misma sociedad les ha impuesto.

Podría ser un poco increíble entender cómo es que jugar  la modalidad flag (bandera) de fútbol americano, un espacio “de hombres”, se vuelve un lugar seguro para mujeres deportistas. Pero, en la experiencia de Leticia, Alejandra y Yennifer el fútbol americano se ha convertido en un respiro de las situaciones que las atemorizan, además representa inclusión, amistad y, sobre todo, un espacio que les ayuda tanto física como mentalmente.

Las tres salvadoreñas forman parte de la Asociación Salvadoreña de Football Americano (ASFA), la cual está integrada por cinco equipos: Celtas, Mustangs, Barbarians, Pirates y Centinelas, todos integrados y liderados por mujeres. Según Briseida Beltrán, presidenta de la asociación, la llegada de la pandemia por COVID-19 provocó la reducción de las deportistas; pero, pese a eso aún hay un aproximado de 60 jugadoras. “Las mujeres que se nos han ido uniendo, se han ido empoderando en el camino”, expresó Beltrán. 

Leticia de Mendoza realiza una jugada en la Cancha de Lourdes Colón. Las mujeres desarrollan su torneo en canchas como esta y el Cafetalón ante la falta de espacios. Foto/Emerson Flores.

A pesar de los logros conseguidos por las jugadoras, como representar a El Salvador en Estados Unidos, Guatemala, Honduras y traerse a casa los primeros y segundos lugares, no se les reconoce ni se les da realce como a los hombres que practican fútbol americano en el país. Además, son las mismas jugadoras quienes tienen que pagar los viajes debido a que no reciben ningún tipo de ayuda por parte del gobierno ni de instituciones privadas. La presidenta de ASFA asegura que al ser mujeres las protagonistas, conseguir  apoyo se complica muchísimo más.

ASFA está bajo la sombría de la International Women’s Flag Football Association, quienes inicialmente proporcionaron cuatro paquetes de banderas y balones, “pero con el tiempo se va deteriorando. Con los mismos fondos que nosotras conseguimos con las jugadoras, es que logramos volver a comprar más equipo”, señaló Beltrán. Debido al poco apoyo, las jugadoras de ASFA no poseen un espacio para realizar sus entrenos, por lo que optan por buscar lugares que sean públicos como el Centro Recreativo El Cafetalón. Pero tampoco es fácil entrenar en ese lugar porque las canchas siempre están ocupadas por hombres que juegan soccer.

Alejandra le da instrucciones a Yennifer por medio de lenguaje de señas. Las mujeres han encontrado en este equipo un espacio seguro e inclusivo para practicar deporte y establecer vínculos. Foto/Emerson Flores.

¿Qué es y cómo se juega el flag football?

El flag football, que también se conoce como fútbol pañuelo, es una modalidad de fútbol americano. Es un deporte que todo el mundo puede practicar. Las jugadoras de ASFA aseguran que no importa la condición física de las personas o si tienen alguna discapacidad. A diferencia del fútbol americano original, la modalidad flag se caracteriza por no proteger a las jugadoras con cascos y corazas, ya que no existen los bloqueos o placajes, para terminar con la jugada sólo se quita una bandera (flag) que se coloca en la cintura  y ésta como mínimo debe medir 38 centímetros de largo. De todas formas, el objetivo es el mismo que el fútbol americano, llegar corriendo o pasando el balón a la zona de anotación contraria. Cada equipo tiene tres oportunidades para cruzar la media cancha o anotar (18.02m) o cuatro para cruzar diez yardas (9,14 m), es cuestión de estrategias e inteligencia de las jugadoras.

Historias

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DATOS

AÑOS: 32

POSICIÓN: Barbarains

EQUIPO: Corner

CAMISETA: 27

PREMIOS: Cuatro veces campeona centroamericana en Flag Football

INTERNACIONAL: Ha jugado en USA, México, Guatemala y Honduras

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Yennifer Alabí, de 33 años de edad, es una mujer sorda, deportista y trabaja como  técnica dental. De niña soñaba con ser doctora y una gran atleta en el surf. Algunos de sus pasatiempos son salir a tomar café, ir a la playa y al cine y hacer senderismo. 

Desde hace ocho años, Yennifer empezó a practicar fútbol americano. Actualmente ocupa la posición de córner en   Barbarians, equipo que en cuatro ocasiones ha obtenido el título de campeón Centroamericano en el flag football.

Al igual que Alejandra y Leticia, Yennifer encontró en el fútbol americano un espacio seguro, un espacio de inclusión, un espacio donde es respetada y admirada por sus compañeras y amigas. 

Yennifer asegura que desde pequeña le gustaba jugar soccer, pero cuando trataba de entrar a los equipos no la tomaban en cuenta por ser una persona sorda y tuvo que enfrentarse a muchos límites y barreras. A los 24 años conoció la modalidad de flag football en El Salvador y decidió emprender un nuevo viaje, un viaje donde ella se sintió incluida por las demás jugadoras: “como mujer sorda rompí barreras en el deporte”.

Tras  haber superado las situaciones difíciles, Yennifer asegura que todavía hay un largo camino por recorrer en el deporte, como por ejemplo jugar en posiciones del centro: “Porque es necesario oír para sacar el balón y no he encontrado una manera de hacerlo”.

Pero Yennifer no se detiene, sigue luchando por sus objetivos. Uno de esos  es aprender a arbitrar y participar en más torneos fuera del país como en Estados Unidos, México, Guatemala y Honduras: “Quisiera llegar a más equipos femeninos. Hacer crecer más equipos en países como México, Cuba, España y lograr algo como lo ha hecho ASFA en nuestro país”, comentó Yennifer.

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DATOS

AÑOS: 39

POSICIÓN: Linebacker

EQUIPO: Barbarains

CAMISETA: 17

PREMIOS: Jugadora MVP (Jugadora más valiosa) en USA y Guatemala

INTERNACIONAL: Ha jugado en USA y Guatemala

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Leticia de Mendoza es una mujer de 39 años. Es madre de dos hijos, uno de 17 y otro de 13 años. También es emprendedora y por si eso fuera poco dedica su tiempo al trabajo del hogar. Asegura que dividir su tiempo no es fácil, pero que el apoyo de su esposo ha sido fundamental a lo largo de los años. 

Han pasado siete años desde que Leticia empezó su vida como deportista y la experiencia le ha permitido ocupar  todas las posiciones dentro de Barbarians, como por ejemplo la posición llamada linebacker. Actualmente, Leticia está preparando su propio equipo en donde será quarterback.

Según Leticia, el fútbol americano le ha dado muchos logros, como mejorar su salud física y mental, y representar a El Salvador en competencias internacionales: “ya he sido una jugadora MVP (jugadora más valorada o valiosa) en Estados Unidos y Guatemala”.

Son diferentes factores los que llevaron a Leticia a practicar fútbol americano. Por ejemplo, sentir que no encajaba en otras disciplinas. Pero el más importante: luchar por mejorar su salud mental: “Tuve la perdida de mi madre, caí en depresión y empecé a practicar para despejar mi mente (…) desde que empecé a conocer el deporte me ayudó mentalmente, fue como mi psicólogo”.

Durante la semana, Leticia se dedica al cuido de sus hijos, su hogar y a repartir productos de su negocio “Sácale Jugo”, el cual le ha permitido practicar el flag football, ya que al no recibir ayuda son las mismas jugadoras quienes tienen que pagar sus viajes y comprar equipo. Asegura que se toma un día de la semana para descansar y por la noche entrenar.

Leticia ha encontrado en el football americano un espacio para desahogarse, un espacio para botar el estrés que provoca el doble trabajo que realiza: Este deporte para mí es un respiro, es el tiempo que dedico para mí, como mujer. Ser madre de familia, esposa y emprendedora es complicado y trae mucho estrés y este deporte es el tiempo que me dedico como madre, mujer y deportista”, expresa Leticia.

Uno de los objetivos que tiene Leticia es lograr formar su propio equipo y transmitir a las demás jugadoras todo lo que ella ha aprendido durante los últimos siete años.

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DATOS

AÑOS: 23

POSICIÓN: Receptora y corredora

EQUIPO: Mustangs

CAMISETA: 32

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Alejandra Mejía es una joven de 23 años, amante de los animales y la lectura. Como cualquier niña, ella también tenía sueños. Uno de ellos era ser trabajadora social, ya que observaba el trabajo que su madrina realizaba con otros niños y adultos mayores. El tiempo pasó y sus ideales cambiaron. Hoy en día es estudiante de cuarto año de Relaciones Internacionales y trabaja en el área de recursos humanos de una empresa.

Pero no sólo es estudiante y trabajadora, también es una mujer deportista. Actualmente es capitana de Mustangs, un equipo de flag football,  y juega como receptora y corredora. Su vida deportiva inició cuando tenía 21 años, con el propósito de bajar de peso.

“Empecé en el deporte porque de pequeña siempre sufrí bullying porque tenía sobrepeso, me molestaban bastante, y creo que debido a eso nunca había querido relacionarme con un deporte”.

Con el paso del tiempo, para Alejandra el fútbol americano se convirtió en una pasión, en un lugar en donde ella ha encontrado una salida a sus problemas de salud. Alejandra define esta disciplina como un apoyo: “yo siento que (el fútbol americano) es algo que te impulsa a hacer las cosas”.

En su niñez, la capitana de Mustangs jamás imaginó que su vida cambiaría gracias a un deporte que históricamente ha sido dominado por hombres. Hoy en día tiene claros sus objetivos, uno de ellos es aprender la teoría del fútbol americano y posteriormente tomar un curso para aprender a arbitrar y ganarse un nombre entre los mejores árbitros del país. “Más allá de que me gusta el deporte, para mí es una pasión”.

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