Aurelia perdió a su bebé y los doctores le quitaron todo su aparato reproductor. No recibió ninguna explicación y ningún apoyo psicológico. Ha pasado casi diez años buscando justicia, pero no ha tenido éxito. Ha llevado su lucha sola, su pareja la dejó y en un estallido de ira le rompió la hoja de los plantares de la bebé, uno de los pocos recuerdos que Aurelia tiene. En abril de 2021, el juez Quinto de Sentencia de San Salvador declaró sobreseimiento definitivo por un tecnicismo, argumentando que el caso había prescrito por un día de retraso. en otras palabras, los doctores fueron declarados inocentes por un tecnicismo. Pese a todo, Aurelia se aferra a la esperanza de ser escuchada.
El 19 de agosto de 2012, Aurelia del Carmen Sandoval Castillo llegó al Hospital Primero de Mayo del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS). Tenía 37 años, era su cuarto parto, después de tres niños. Ese día esperaba darle la bienvenida a su única niña.
El 31 de julio, en su última ultrasonografía no había indicios de anomalías. Por su edad y tras un aborto, su embarazo era considerado como riesgo moderado, por lo que tuvo un control prenatal estricto.
En ninguno de sus partos anteriores tuvo problemas. Pero en esta ocasión, la conectaron a un monitor que para ella no funcionaba. Después le hicieron una ultra y le dijeron que no le latía el corazón a la bebé.
Su pareja pidió que le hicieran una cesárea de emergencia, pero le dijeron que no, que debía tener a la bebé de forma vaginal.
Aurelia sigue sin entender por qué le hicieron ese procedimiento, conocido como maniobra de Kristeller. Los doctores nunca le explicaron las decisiones que tomaron.
Después de la ruptura del útero tuvo una hemorragia interna. Aurelia recuerda que al final, después de horas de sufrimiento, acabaron haciendo la cesárea.
Aurelia ya se sentía muy cansada para cuando le hicieron la cesárea. Según la ficha médica del nacimiento, la bebé nació a la 1:10 a. m. del 21 de agosto de 2012. Ella ingresó al hospital a las 6:25 p. m. del 19 de agosto.
Hasta el segundo día de Aurelia en la UCI, una doctora le comunicó a su compañero de vida que le habían quitado la matriz. Se lo dijeron a él, no a ella. A Aurelia no le ofrecieron tratamiento hormonal ni psicológico.
Han pasado casi 10 años de ese día. Para Aurelia los recuerdos y el dolor siguen latentes. Sanar ha sido muy difícil. Los únicos que la han apoyado han sido sus hijos, pero aún no ha encontrado quién comprenda su dolor y por qué necesita justicia.
La recuperación de la operación fue muy dura. A Aurelia no le avisaron de la menopausia prematura que iba a experimentar. Aurelia sigue buscando respuestas y justicia. El 21 de enero de 2013, acudió a la Fiscalía a interponer una denuncia.
Exigir respuestas al sistema judicial de El Salvador ha implicado muchos sacrificios. Ha perdido el miedo a presionar a la Fiscalía, que actúa lentamente. Acudió al abogado Wilfredo Alfaro, quien se especializa en casos de mala praxis.
La lucha en tribunales ha sido larga. El esposo de Aurelia le exigió que desistiera de la denuncia. En un estallido de ira, rompió los documentos que Aurelia tenía guardados, incluida la hoja con la huella de los plantares de su bebé. Aurelia la volvió a pegar con mucho cuidado y aún la tiene guardada.
En el proceso judicial se acusó a 17 médicos por lesiones culposas, en el ejercicio de la práctica médica. En 2016, uno de los juzgados sobreseyó a los doctores. El 23 de agosto de 2018, la Cámara Primera de lo Penal anuló el sobreseimiento y ordenó al Juez Séptimo de Instrucción proceder con el caso.
En el archivo del caso se cita el peritaje basado en los expedientes clínicos de Aurelia por dos ginecólogos del Hospital Nacional de la Mujer. Ambos sostuvieron que el manejo del parto fue adecuado, que se había consignado la falta de frecuencia cardíaca del feto a su ingreso, que su muerte fue extrahospitalaria. Señalaron que “no tenía ningún otro antecedente de riesgo” y que lo indicado era el parto vaginal. No hay mención en el expediente sobre la maniobra de Kristeller, pese a que Aurelia asegura que sí se la practicaron.
En el peritaje, los médicos también señalaron incongruencias entre lo dicho en la ultrasonografía, el reporte operatorio y el reporte de anatomía patológica. También admitieron que hubo una demora de una hora desde que se indicó la cesárea hasta el momento en que inicia. Además de que Aurelia ya tenía dos horas total dilatada.
El juicio se suspendió cuatro veces, hasta que se realizó el 7 de abril de 2021 en el Tribunal Quinto de Sentencia. Cada vez que se suspendía, Aurelia lo pasaba muy mal. En una ocasión, los abogados de los médicos le ofrecieron conciliar, le ofrecieron $200 por cada uno de ellos.
Después de horas de espera, el juez dio inicio al juicio y permitió que una de las abogadas defensoras de los médicos presentara el argumento de que el caso ya había prescrito. Que se debía contar el plazo pasado desde que ocurrió el hecho a cuando interpuso el requerimiento la Fiscalía.
El juez tomó lo dicho por la defensora y comenzó a revisar los calendarios de los años 2013, 2014 y 2015. También consultó jurisprudencia de casos similares y concluyó que si el procedimiento del parto del feto muerto y los daños a la víctima ocurrieron el 20 de agosto de 2012 y la Fiscalía inició la acción penal el 20 de agosto de 2015, el último día era el 19 de agosto de 2015. Luego dijo que el caso había prescrito a favor de todos los procesados.
Sin embargo, en el mismo documento de la resolución, emitida el 14 de abril de 2021 y firmada por el mismo juez, se señala que la consumación del hecho se realizó el 21 de agosto de 2012. Fue en esa madrugada que se hizo la cesárea y que se extrajo el útero y los ovarios a Aurelia.
El juez ordenó el sobreseimiento definitivo del caso. Tras la resolución, Aurelia se mantuvo en silencio en su silla. Ella siente el enojo de los médicos.
Para el abogado que ha acompañado a Aurelia, Wilfredo Alfaro, la resolución por prescripción no fue justa. Por lo que ha enviado un recurso ante la Cámara Segunda de lo Penal de la Primera Sección del Centro de San Salvador, pero el proceso será lento, sobre todo porque han cambiado a los magistrados que habían recibido el recurso.
Aurelia sigue esperando justicia.
Este trabajo fue realizado en colaboración por la revista GatoEncerrado y El Diario de Hoy con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF).