
Brandon Ramírez y Jonathan Villalobos, de 21 y 24 años respectivamente, fueron capturados por la Policía Nacional Civil (PNC) el martes 19 de julio a la 1:00 de la tarde, mientras trabajaban en un taller mecánico ubicado en Mejicanos, para el que habían laborado los últimos siete años, según sus compañeros, amigos y familiares.
Algunas personas que los conocían sospechan que la razón de la detención fue una supuesta denuncia hecha por un vecino con el que constantemente disputaban puestos de parqueo, aunque la versión oficial es que los dos mecánicos son acusados de cobrar extorsiones en Mejicanos y por eso fueron arrestados en medio del régimen de excepción y la “guerra contra las pandillas” que mantiene el gobierno de Nayib Bukele.
Los policías ya habían llegado en dos ocasiones anteriores al taller argumentando que se encontraban haciendo “inspecciones de talleres”. Lo “extraño”, según los empleados del taller, es que el único que revisaron fue en el que trabajaban Brandon y Jonathan, pese a que en la zona se encuentran otros.
En ambas inspecciones, los policías revisaron y tomaron fotos del DUI de todos los trabajadores, pero al verificar que no tenían antecedentes penales y que los documentos del taller estaban en orden, abandonaron el lugar.
Irwin Ramírez, trabajador del taller y tío de Brandon, relató a GatoEncerrado que en la tercera visita los policías pidieron que todos entregaran sus celulares, revisaron sus mensajes, llamadas y fotos, pero nuevamente no encontraron nada; sin embargo, dijeron que se llevarían a Brandon y Jonathan.
David, uno de los trabajadores del taller, preguntó bajo qué cargo los acusaban y un policía respondió que ninguno, que solo los llevarían a declarar a la delegación de Zacamil y que no había necesidad de preocuparse porque volverían. De todas formas, David decidió acompañarlos.
Al llegar a la delegación, Brandon y Jonathan quedaron detenidos y en ese momento ya se les acusaba de pertenecer a agrupaciones ilícitas.
Azucena de Villalobos, madre de Jonathan, relató que al acudir a la delegación un policía le dijo que aunque no encontraron nada que los inculpara “el de allá arriba quiere números” y que por eso quedarían detenidos. Azucena intentó identificar al policía, pero éste no tenía visible su número de ONI y se negó a decir su nombre.
Posteriormente, fotografías de Brandon y Jonathan, en las que aún portan su ropa de trabajo, aparecieron en las cuentas de redes sociales de la Policía acusándolos de ser extorsionistas.
“Esto que están haciendo es una injusticia”, señaló Azucena.
Según familiares y compañeros de trabajo de los jóvenes, ambos se dedican únicamente a su trabajo en el taller y a asistir a la iglesia Misión Cristiana Hefzi-Bá, donde son muy activos.
Ambos trabajan de lunes a sábado en horario de 8:00 de la mañana a 6:00 de la tarde. Su rutina siempre era la misma: de la casa al taller, del taller a la casa, de vez en cuando ir a jugar fútbol con sus compañeros de trabajo y todos los domingos iban a la iglesia.
“Los únicos días que ellos salen es el domingo que van a la iglesia”, dijo Irwin Ramírez, tío de Brandon.
En la iglesia, Brandon pertenece al ministerio de proyección, en el que se encarga de controlar todos los aspectos técnicos de audio y video, incluyendo la proyección de los pasajes bíblicos del día. Mientras que Jonathan ha participado en diversas campañas de recolección y entrega de alimentos y víveres que realiza el centro de acopio de la iglesia cada vez que hay alguna emergencia para ayudar a los damnificados.
Durante la emergencia y cuarentena que paralizó las actividades comerciales por la pandemia de COVID-19, ambos ayudaron a entregar ropa y víveres a las familias más necesitadas de San Pablo Tacachico, en el departamento de La Libertad.
Jonathan, además, pertenece a un colectivo de motociclistas llamado “Amigos Biker’s”, al que asiste después de su trabajo los sábados. Y Brandon estudia bachillerato en electrónica en el Instituto Nacional Técnico Industrial (INTI).
“Esta situación es dura sabiendo que tenemos hijos honrados. Que ellos (la Policía) vengan a tacharlos así duele bastante, a los cipotes les manchan su dignidad. No es justo que agarren a gente trabajadora y que hagan sufrir a las madres porque sus hijos no andan en nada, que son los únicos que dan apoyo, son el único bastón que uno tiene y nos los quitan”, lamentó Azucena.
Sus familias se encuentran recolectando todos los documentos necesarios para demostrar su inocencia; sin embargo, al no contar con una ruta clara de qué hacer, ya que aún no les han sido asignado un abogado particular, solo poseen declaraciones juradas de los vecinos en los que testifican que son personas trabajadoras y que no pertenecen a ningún tipo de agrupación delincuencial.
Mientras tanto Brandon y Jonathan permanecerán en el penal de Mariona, donde fueron trasladados el 21 de julio.
Estas son algunas fotografías compartidas por sus compañeros y familiares de Brandon y Jonathan trabajando en el taller de Mejicanos, donde fueron capturados.