Bitácora del régimen | Día 170

Subsecretarios del Departamento de Estado exponen preocupación por situación en El Salvador

“No podemos estar normalizando vivir sin derechos en El Salvador porque eso termina siendo peligroso para todos”, advirtió Tamara Taraciuk Broner, subdirectora de las Américas de Human Rights Watch durante la Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos de la Cámara de Representantes de EE. UU.

Fotografía /Emerson Flores

Por Xenia Oliva

La Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos realizaron una audiencia presidida por el congresista Jim McGovern para analizar la situación de El Salvador durante el régimen de excepción. McGovern inició exponiendo sobre la escalada de homicidios registrados en el último fin de semana de marzo 2022 que dejó al menos 86 personas asesinadas. El miembro de la Cámara de Representantes señaló cómo esta situación dejaría a cualquier gobierno con la presión de responder, pero en este caso la respuesta a una crisis ha generado otra.

“La respuesta del gobierno de El Salvador fue imponer un estado de excepción draconiano que ha profundizado y ampliado la crisis de gobernabilidad y derechos humanos preexistente en El Salvador”, dijo McGovern. “El gobierno ha respondido a un tipo de crisis de derechos humanos, la crisis de violencia de pandillas, creando otra, el desmantelamiento del estado de derecho”, añadió el congresista estadounidense.

En la audiencia participó el subsecretario adjunto de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, Scott Busby, quien dijo que están de acuerdo en que el problema de las pandillas se aborde de forma urgente. Sin embargo, señaló que medidas como el régimen de excepción solo logran impactos inmediatos y no son soluciones sostenibles y a largo plazo, en cambio está generando consecuencias en los derechos humanos de los salvadoreños.

Busby dijo que comparten la preocupación sobre la situación del país con el congresista McGovern. Expuso que, para analizar lo que ocurre en el país, usan los datos oficiales y que han notado son pocas las personas que han logrado ser liberadas tras las masivas capturas. Por lo que podría haber limitantes en los mecanismos de revisión en las cortes o no estarían funcionando.

“Para desmantelar verdaderamente el crimen organizado en El Salvador y lograr un cambio tangible, se necesita un enfoque sostenible”, añadió Emily Mendrala, subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental también del Departamento de Estado.

Mendrala señaló que en una democracia todas las personas tienen derecho a recibir defensa y a un juicio justo.

Busby dijo que ellos han tenido la oportunidad de comunicar sus preocupaciones al gobierno Bukele y que el gobierno ha demostrado disposición de escuchar las preocupaciones que han expresado en privado. Apuntó como un cambio pequeño, pero importante que se devolviera el derecho de asociación para la quinta prórroga del régimen.

“Compartimos sus preocupaciones y estamos haciendo todo lo posible para abordarlas en conversaciones con altos funcionarios de la administración Bukele. Y compartimos su objetivo de abordar las legítimas preocupaciones de seguridad del pueblo salvadoreño al mismo tiempo que se garantice el respeto de los derechos humanos y el estado de derecho”, dijo Busby a McGovern.

McGovern expresó que, aunque se argumente que el régimen de excepción es una medida popular, se debe tomar en cuenta que ser popular no es igual a que algo sea correcto. Además, El Salvador tiene obligaciones con el derecho internacional de los derechos humanos.

“Es popular porque la violencia de las pandillas está fuera de control y la gente quiere que se le haga frente”, consideró McGovern, pero recordó que las medidas de seguridad no deben dejar de lado los derechos humanos ni el derecho de las personas de exigir que los políticos rindan cuentas.  

El congresista lamentó que sus pláticas con personas en El Salvador que ha conocido por muchos años y el temor que expresan le recuerdan mucho a las historias que escuchaba en los años 1983 a 1984 en el país.

“Estoy muy, muy preocupado por el futuro de El Salvador”, puntualizó McGovern.

En la audiencia también participaron como testigos defensores de derechos humanos y del estado de derecho. Leonor Arteaga Rubio, de la Fundación para el Debido Proceso, explicó que con el régimen de excepción se han suspendido garantías judiciales, la presunción de inocencia, el derecho a la asistencia legal, que vulneran el derecho internacional. Además, señaló que los más afectados son personas que ya eran vulnerables por vivir en comunidades estigmatizadas donde impera la pobreza y el control de las pandillas. Añadió que ya existían fallos previos por anteriores Salas de lo Constitucional que dictaminaron que un régimen de excepción no debe suspender garantías judiciales.

Noah Bullock, director ejecutivo de la organización humanitaria Cristosal, dijo que han recibido más de 2,600 denuncias en lo que va del régimen de excepción. La mayoría por detenciones arbitrarias. Consideró que en estos momentos es importante retomar los principios de la justicia transicional para realmente brindar reparaciones a los daños causados por las pandillas, así como los provocados por los abusos de poder durante el régimen.

En la audiencia también estuvo Tamara Taraciuk, subdirectora de las Américas de Human Rights Watch, quien recordó que en las democracias deben existir límites. Expresó que esto no implica olvidar las profundas cicatrices que la violencia de las pandillas ha dejado en la sociedad salvadoreña, pero dijo que se debe actuar conforme a derecho, ya que las violaciones actuales podrían generar responsabilidad internacional.

“Cualquiera puede despertar y ser el blanco de la represión gubernamental y la persecución penal. No podemos estar normalizando vivir sin derechos en El Salvador porque eso termina siendo peligroso para todos”, dijo Taraciuk.

McGovern recordó que las democracias son frágiles y que la noción de que la única forma de combatir el crimen es afectando la democracia puede llegar a ser peligrosa.  

“Al fin y al cabo, el pueblo salvadoreño es el que va a determinar su propio destino. Los que estamos aquí en el Congreso podemos instar, podemos condicionar y podemos sancionar y lo haremos porque creo que vale la pena luchar por la democracia de El Salvador. Pero esta idea de que lo único que puedes hacer para controlar a las pandillas es básicamente destruyendo tu democracia. Pienso que eso es erróneo, realmente lo creo. Y es trágico que esté sucediendo”, concluyó McGovern.