
En la zona sur —de lo que todavía queda— de El Espino, el trino de 83 especies de aves nativas y migratorias inaugura las mañanas con la armonía de una sinfonía natural. Al menos así lo ha sido hasta agosto, septiembre y octubre de 2025, cuando GatoEncerrado recorrió este santuario, aledaño al Área Natural Protegida del Bosque Los Pericos. Tres de las especies, residentes, están al borde de la extinción y otras dos en peligro. Ahora, este sitio que es parte de su hábitat también está a punto de desaparecer. En este lugar, el Gobierno de Nayib Bukele pretende construir el nuevo Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO), con la cooperación de China.
Editado por Ezequiel Barrera | Octubre 21, 2025
Este nuevo centro de ferias y convenciones se construirá sobre una porción del último remanente que queda en el lado sur del bosque El Espino, ubicado al final del bulevar Cancillería y Monseñor Romero, en el distrito de Antiguo Cuscatlán, La Libertad Este. El proyecto, según los documentos oficiales revisados por esta revista, ocupará 55,711.13 metros cuadrados (8 manzanas), un espacio equivalente al doble de tamaño de la Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES).
La construcción se suma al avance de la urbanización y de los centros comerciales que, durante las últimas décadas, han ido devorando el bosque y disminuyendo la biodiversidad de la zona. Este proceso también ha impermeabilizado el suelo, lo que provoca que cada invierno golpee con mayor intensidad a las comunidades de la capital que están asentadas en las cercanías de las riberas de los ríos que descienden desde La Libertad y la parte alta de San Salvador.
El proceso para construir el nuevo centro de ferias inició formalmente en enero de 2025, cuando el CIFCO solicitó al Ministerio de Hacienda la transferencia del terreno. En julio de este año, la Asamblea Legislativa, dominada por el partido oficialista Nuevas Ideas y sus aliados, aprobó el traspaso de la propiedad. Según el decreto legislativo 361, la construcción de la obra se enmarca en el convenio de cooperación entre la República Popular de China y El Salvador.
Esta es una vista de dron del santuario de aves que será convertido en el nuevo CIFCO y que se unirá al circuito de edificaciones que están en el lado sur del Área Natural Protegida El Espino-Bosque de Los Pericos, a un costado del Bulevar Monseñor Romero.
Esta zona sur de El Espino, donde el gobierno construirá el CIFCO, ha sido hábitat de al menos 83 especies de aves nativas y migratorias, según la base de datos elaborada por eBird, una plataforma del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell (New York) que recopila datos de avifauna en todo el mundo, con el apoyo de biólogos y personas que hacen ciencia ciudadana.
Algunos de los biólogos y ciudadanos que han participado en la recolección de datos para eBird, desde El Salvador, explicaron a GatoEncerrado que hay al menos cinco especies de aves que están clasificadas bajo la categoría de “amenazadas” y en “peligro” de extinción. Esta revista corroboró estos datos en el listado de amenaza y peligro de extinción del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Uno de los casos más críticos es el de la Lora Nuca Amarilla, ya que la desaparición de su hábitat en El Espino podría acelerar su extinción en El Salvador. Para 2021, se contabilizaban tan solo 200 individuos en el país, según la UICN. Ante esta emergencia, el MARN lanzó el Programa Nacional para la Conservación de Lora Nuca Amarilla en El Salvador. En ese documento se explica, como también lo indican biólogos, que las principales razones por las que está clasificada como “en amenaza de extinción” son el comercio nacional e internacional y la deforestación.
La especie es atractiva por su plumaje de vivos colores y porque tiene la capacidad de imitar el sonido de las palabras, frases cortas, risas, silbidos y hasta tonos de voz. Puede llegar a tener un amplio vocabulario de hasta 100 palabras, incluso más. Por esto, las aves son traficadas desde El Salvador hasta países como Estados Unidos, Japón y Holanda, donde son vendidas por $1,500. El biólogo Néstor Herrera ha detectado que, en el comercio interno del país, estas aves son vendidas hasta por $700.
Aunque la deforestación también es otra de las razones por las que esta especie está perdiendo su hábitat, el mismo Ministerio del Ambiente permite la destrucción de estos lugares, como ocurre en el manglar El Tamarindo, afectado por el proyecto de construcción del Aeropuerto del Pacífico en La Unión.
Al bosque de El Espino también llegan aves migratorias desde Estados Unidos y Sudamérica. En el lugar se han registrado 29 especies que utilizan el bosque como refugio natural en su largo viaje por el continente. Allí descansan, se reproducen y alimentan.
“Todas las aves cumplen una función ecológica. Hay una interrelación entre las diferentes especies que conviven en ese espacio. A pesar de que el bosque está aislado, las aves ven ese ecosistema como un brazo que se extiende en esa interrelación”, explicó el biólogo Néstor Herrera, especialista en avifauna, tras analizar los registros de aves en eBird.
Entre las aves migratorias que llegan a El Espino están el colibrí gorjirrubí (Archilochus colubris), la aguililla aluda (Buteo platypterus), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el pavito migratorio (Setophaga ruticilla) y el chipe de Tolmie (Geothlypis tolmiei).
La vida, sonidos, movimientos y actividades de las aves en El Espino son maravillas naturales, según describen observadores de aves que hablaron con esta revista. Uno de ellos, quien acumula ocho años registrando sus observaciones y reportándolas a eBird, explicó que entre los meses de enero y marzo, cientos de pericones se alimentan del néctar del pito extranjero que florece en El Espino
“En este pequeño parche, las aves no bajan de cien (individuos). Es un bosque secundario y tiene todas las características del área natural protegida El Espino-Bosque Los Pericos, conocido como Bicentenario”, dijo el observador, quien pidió no colocar su nombre en este reportaje para evitar problemas con una empresa para la que trabaja como consultor. Agregó que, en el contexto de autoritarismo en el país, considera peligroso emitir opiniones a medios independientes.
El biólogo Néstor Herrera agregó que de talarse esta parte de El Espino, las especies más afectadas serían “las especialistas en bosque” y las “residentes”, como el perico de garganta roja, la tangara aliblanca, la paloma de castilla y el carpintero frentidorado, entre otras. Las aves migratorias tampoco tendrían un lugar para descansar o reproducirse. Solo un 10 % del total regresaría, mientras que el resto se desplazaría a otras zonas.
Esta es una recopilación de videos captados por Walter Lara, observador de aves en El Espino, en El Espino.
Los diputados de Nuevas Ideas y sus aliados no solo oficializaron la transferencia del terreno para la construcción del CIFCO, sino que entregaron un bosque secundario que antes era protegido y que también es un importante reservorio de agua y una zona de paso para animales silvestres, tal como lo documentan informes, mapas oficiales y estudios de expertos ambientales.
En agosto de 2019, el área destinada al proyecto estaba clasificada como de máxima protección por su relevancia ecosistémica, su alta recarga acuífera y su condición de zona núcleo. En la práctica, esa categoría prohibía cualquier edificación urbanística o proyecto de construcción, por la importancia que tiene el bosque y los peligros de hacerlo desaparecer. Sin embargo, el bosque ha sido fragmentado a lo largo de las últimas décadas con la construcción del Bulevard Monseñor Romero, las sedes de Cancillería, la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley (ILEA), la urbanización, centros comerciales y otras edificaciones.
En febrero de 2021, el concejo municipal de Antiguo Cuscatlán, bajo la dirección de Milagro Navas, aprobó una ordenanza de planificación territorial que declaró “urbanizables” varios terrenos en la Cordillera del Bálsamo, incluyendo fincas como La Labranza, La Esperanza, Sierra Santa Elena y otras zonas cercanas al Bulevar Luis Poma, según documentó el periódico Focos. En total, alrededor de 5.79 km² al sur del municipio pasaron a esta nueva categoría.
Siete meses después, en septiembre de 2021, el MARN, bajo la dirección del ministro Fernando López Larreynaga, modificó la clasificación y el uso del suelo: el área pasó de máxima protección a zona edificada. Así quedó establecido en las actualización de las directrices ambientales y de uso de suelo del distrito de Antiguo Cuscatlán.
Este tipo de modificaciones y cambios en el uso de suelo siguen un nuevo patrón establecido por el Gobierno de Bukele, en el que se cambian las directrices para permitir proyectos gubernamentales, comerciales y de urbanización, aunque las condiciones por las que algunas zonas han sido declaradas de máxima protección ambiental no hayan cambiado. Así lo ha documentado GatoEncerrado en casos como el de los permisos ambientales para la construcción de apartamentos en Nuevo Cuscatlán y el proyecto del Aeropuerto del Pacífico.
El ecologista Ricardo Navarro, del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), señaló que estas modificaciones y cambios de uso de suelo “no fueron correctas” en Antiguo Cuscatlán. Dijo que al urbanizar El Espino se incrementa la vulnerabilidad tanto en los territorios como en la población.
“Establecer la naturaleza de una zona es como cuando un doctor le prohíbe a sus pacientes consumir azúcar, licor o fumar. El médico no le va a cambiar la condición al paciente solo para beneficiar a empresas de cigarrillos o licores”, ejemplificó.
Navarro es de la idea que el CIFCO podría construirse en la misma zona donde se levantará el nuevo Estadio Nacional donado por China, ubicado en la antigua instalación de la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios, a unos metros de lo que queda en la parte sur del bosque El Espino.
Esta es la zona en la que se está construyendo el nuevo Estadio Nacional, donado por China a El Salvador. Este lugar queda a unos metros de donde está la zona en la que se construirá el nuevo CIFCO.
El área del proyecto de construcción del CIFCO ya aparece reclasificada como edificable, según puede corroborarse en el nuevo Visualizador de Información Geográfico para la Evaluación y Análisis Ambiental (VIGEA). Sin embargo, el lugar continúa siendo parte de la zona de amortiguamiento del área natural protegida.
El suelo de esa porción de El Espino tiene una característica particular: se mantiene húmedo de forma constante. Esa condición permite que especies de la flora en esa zona, como el guarumo, el pito extranjero, diversas hierbas y arbustos se desarrollen, incluso en época de verano. Así lo explicaron dos biólogos, uno especializado en botánica y otro en manejo de bosques tropicales y biodiversidad, que hablaron con este medio bajo la condición de no mencionar sus nombres por temor a ser perseguidos políticamente por sus opiniones.
“El lugar debe tener entre 35 y 50 años, tiempo suficiente para que los árboles jóvenes se desarrollen. Puede que algunos tengan más edad. Son esos los que alcanzan mayor grosor y altura; poseen un peso ecológico significativo, ya que contribuyen al equilibrio del ecosistema”, afirmó el botánico luego de analizar fotografías y vídeos del lugar.
Según el especialista en bosques tropicales, esa porción de El Espino funciona como “corredor” para mamíferos, roedores e insectos. Habitantes cercanos al área aseguran haber visto cusucos, cotuzas, tacuazines, chachas (gallinas de monte), ratones y culebras en el lugar.
En una de las visitas que periodistas de GatoEncerrado hicieron al bosque, en agosto, constataron que decenas de árboles estaban marcados con números, mientras que otros ya habían sido talados. En el recorrido también se encontraron restos de roca volcánica extraída de varias perforaciones realizadas en junio, como parte de los estudios de suelo, según relataron dos fuentes que observaron camiones entrar y salir del lugar.
“Cuando se pierden más parches de bosque ocurre una reducción de fauna conocida como defaunación. Este fenómeno impacta directamente en otros servicios ecosistémicos, como la polinización, el control de plagas y la regulación de enfermedades”, agregó el especialista en manejo de bosques tropicales y biodiversidad.







En la zona a intervenir para construir el CIFCO hay árboles marcados, otros ya están talados y hay huellas de manipulación humana con maquinaria y herramientas.
Aunque el MARN modificó las directrices ambientales y uso de suelo en Antiguo Cuscatlán, que en teoría dejan la puerta abierta para sustituir el bosque con cemento y construcciones, como el CIFCO, aún no consta públicamente un permiso ambiental para este proyecto. Hasta el 20 de octubre de 2025, en el Sistema de Evaluación Ambiental aún no había registros de algún proceso de obtención de permisos ambientales.
Previamente, esta revista ya había solicitado ante las Oficinas de Acceso de Información del MARN el formulario y el estudio de impacto ambiental de la obra. El ministerio contestó que hasta agosto no “había registro” y que la información era “inexistente”.
La preocupación por la destrucción de esta parte del bosque El Espino, hábitat de las aves en peligro y amenaza de extinción, también fue mostrada públicamente por la única universidad pública del país. En un comunicado, publicado el 12 de septiembre, la Asamblea General de la Universidad de El Salvador (UES) exigió al Gobierno de Bukele hacer públicos los “estudios técnicos y ambientales” sobre la viabilidad del proyecto. Hasta el cierre de este reportaje, el gobierno no había hecho público ningún estudio.
La misma petición hizo la diputada de oposición, Claudia Ortiz, del partido VAMOS, en la Comisión de Salvadoreños en el Exterior, Legislación y Gobierno, encargada de estudiar el traspaso del terreno al CIFCO. En la reunión de la Comisión, del pasado 15 de julio, Ortiz solicitó que el MARN y la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS) presenten el “estudio de impacto ambiental” y el “diagnóstico territorial urbanístico integral”. Sin embargo, los diputados ignoraron la petición.
“Yo no puedo aventar piedras, desbaratar o hablar mal de un proyecto de un país amigo, cuando no conozco el diseño (…) No estamos autorizando permisos de construcción, no estamos tirando cemento, no estamos con la motosierra botando El Espino. No estamos haciendo nada”, respondió el diputado Reynaldo Cardoza, del PCN, a la petición de la diputada Ortiz.
El área donde se construirá el CIFCO está clasificada por el mapa hidrológico de la OPAMSS como de “infiltración media-alta”. En esta zona, la precipitación media anual se ubica entre 481 y 640 milímetros de lluvia. Si el bosque se tala y el suelo se impermeabiliza con una construcción como la prevista, se perderían casi 27,000 m3 de agua al año que dejarían de infiltrarse, especialmente en la época lluviosa, cuando la recarga es mayor. Ese volumen de agua equivale a llenar casi 11 piscinas olímpicas del Estadio Mágico González o aproximadamente 1.4 millones de garrafones de agua de 5 galones.
Celia Monge, máster en hidrogeología y manejo de recursos hídricos, explicó a GatoEncerrado que para evitar que toda esa agua se pierda en escorrentía, en el proyecto se tendrían que construir sistemas de drenaje especiales para captar el agua o realizar infiltraciones artificiales. De no hacerse, añadió, las escorrentías podrían provocar inundaciones en calles y zonas aledañas.
“El volumen de agua que no se infiltre buscará un lugar a donde fluir. Si en la zona no hay un sistema de drenaje suficiente, capaz de manejar ese volumen de agua, podría causar problemas”, advirtió.
San Salvador sigue siendo uno de los distritos más impactados durante las tormentas intensas. En tan solo cuatro meses de 2025 —de junio a septiembre— se registraron al menos cinco inundaciones en calles, avenidas y colonias. Una de esas sucedió la noche del 15 y la madrugada del 16 de agosto: el río Acelhuate se desbordó e inundó al menos 132 viviendas de la comunidad Tutunichapa 1, ubicada sobre la avenida Juan Pablo II, frente al hospital Médico Quirúrgico, según reportes periodísticos.
Esta situación de inundaciones, relacionadas con construcciones en la parte alta de San Salvador y La Libertad, ha sido histórica. A inicios de julio de 2008, un autobús que transportaba 32 feligreses de la iglesia Elim fue arrastrado por una fuerte corriente de agua en el cauce del Acelhuate, en el punto que pasa por la zona conocida como el arenal de Monserrat, en la colonia Málaga. Del total de las víctimas, solo una sobrevivió, los cuerpos de las demás personas fueron encontrados río abajo.
Desde que se anunció la construcción del CIFCO, cientos de personas se organizaron en el movimiento “Todos Somos El Espino” para proponer que el proyecto se traslade a un área urbana ya intervenida y que no implique daños al medioambiente. El colectivo ha realizado caminatas, recorridos en bicicleta, jornadas de recolección de firmas y ceremonias ancestrales, esta última bajo el acoso, intimidación y vigilancia de parte de miembros de la Policía Nacional Civil.
Hasta el 6 de septiembre, el movimiento había reunido 6,000 firmas físicas y 28,000 digitales, según confirmó a este medio un miembro de “Todos Somos El Espino”, quien por temor al acoso y persecución contra el colectivo prefirió reservar su nombre en este reportaje. El activista agregó que buscan un diálogo con la embajada de China en El Salvador para pedir que el proyecto sea reubicado en otra zona. Esta revista también intentó comunicarse con la embajada, a través del correo electrónico que promocionan en su sitio web, pero al cierre de este reportaje no hubo respuesta.
*El periodista que realizó este reportaje no firmó con su nombre y apellido para evitar represalias en el contexto autoritario que vive El Salvador.
Dato extra
La historia de la finca El Espino, situada en las faldas del volcán de San Salvador, se remonta al siglo XIX. Una época, no muy distinta a la nuestra, en la que los políticos salvadoreños instrumentalizaron el poder y el Estado para su beneficio personal, como hacerse más ricos y apropiarse de tierras y bosques.
La finca El Espino ha sido una de las propiedades más emblemáticas y controvertidas de El Salvador. Su historia refleja la evolución del poder económico y político del país, así como las tensiones en torno a la propiedad de la tierra.
La finca tiene su origen en el siglo XIX. Inicialmente perteneció al general Gerardo Barrios a mediados de ese siglo, pero tras su ejecución en 1865, las tierras pasaron a manos del expresidente Francisco Dueñas, quien consolidó su poder en la región de Santa Tecla y fundó la base del imperio agrario de la familia Dueñas. Desde entonces, la familia Dueñas convirtió el terreno —de más de 1,000 manzanas— en una finca cafetalera, símbolo de la oligarquía salvadoreña y del modelo económico basado en la concentración de la tierra y la exportación del café.
En 1980, durante la presidencia de José Napoleón Duarte, el gobierno expropió la Finca El Espino dentro del proceso de reforma agraria. Según los registros del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA), para ese entonces la finca tenía 639 manzanas y fue entregada a una cooperativa formada por colonos y trabajadores del lugar. Sin embargo, la familia Dueñas argumentó que parte de la finca debía considerarse “urbana”, no agrícola, y logró que la Corte Suprema de Justicia revocara parcialmente la expropiación en 1987, devolviéndoles una porción del terreno.
En los años 90, la familia Dueñas vendió parte de las tierras recuperadas al Estado y a empresas privadas. Con ellas se construyeron el Parque Bicentenario y centros comerciales como La Gran Vía y Multiplaza, bajo la dirección de la empresa Urbánica, el brazo inmobiliario de los Dueñas. Actualmente, parte del terreno se mantiene como el Ecoparque El Espino, reserva forestal que aporta agua y biodiversidad a San Salvador, mientras otras zonas son objeto de disputas legales entre cooperativistas y la familia.
Fuente: Libro “Estudio Preliminares de Cooperativa El Espino”, realizado por Francisco Alarcon Alba, marzo 1994. La investigación fue de la Universidad de El Salvador, financiado por el BID.