Opinión

Cruz Roja entrega agua en colonia Los Almendros, Ciudad Delgado. Km 11. Troncal del Norte. Foto/Cruz Roja

De la crisis hídrica a la crisis sanitaria

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Luis Alfonso Escobar

Historiador Ambiental
REDIA El Salvador

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Luis Alfonso Escobar

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El año 2020 inició para muchos salvadoreños con problemas respecto a la calidad del agua: aparecía con mal olor y sabor, además de una coloración café. Junto a esto, se sumó una problemática de desabastecimiento que muchas personas enfrentaban y cuyo descontento con la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) ya era notorio en medios de comunicación y redes sociales.

Cuando empezaron las quejas por el olor y sabor, el Gobierno inició un plan de emergencia de abastecimiento de agua que buscaba paliar el servicio irregular: repartieron fardos de botellas con agua en ciertas zonas y enviaron pipas a otras.

El presidente de ANDA, Frederick Benítez, afirmó que el fenómeno se presentó por algas en la planta potabilizadora de Las Pavas y que el “inconveniente” había sido solucionado. Pero no era así. Hubo críticas, cuestionamientos y señalamientos; dudas y contradicciones.

En febrero, fue el presidente de la República, Nayib Bukele, quien primero dejó claro que el problema era mucho más serio del que se imaginaba y luego afirmó que ya todo estaba solucionado.

En marzo de 2020, el país entró a un nuevo escenario: una crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19. El primer caso se dio a conocer el día 18 de marzo.

Hasta el momento hay mucha información sobre la prevención por coronavirus. Una de estas es el lavado de manos con agua y jabón. No obstante, ¿cómo podrían obedecer a esta medida miles de salvadoreños que no reciben el servicio de agua o que solo la tienen de forma irregular?

Desde que se creó la ANDA, en el año de 1961 con la finalidad de abastecer con agua potable a todo el país, algunos sistemas de agua potable fueron trasladados a esta nueva institución autónoma; así como personal e instalaciones de la Dirección de Obras Hidráulicas, dependencia del Ministerio de Obras Públicas (MOP) encargada de maniobrar junto a municipalidades la operación de fuentes de abastecimiento de agua durante la década de 1950.

Muchos sistemas de agua de la actual Área Metropolitana de San Salvador (AMSS) eventualmente siguieron en esta lógica hasta ser cubiertos por la ANDA. En los lugares donde no pudieron darse estos traspasos se crearon administradoras locales de agua, algunas conocidas como “Juntas de Agua” en las zonas rurales. En otros casos, la municipalidad quedó a cargo del abastecimiento de agua por medio de empresas locales y perforaciones propias de pozos. Hasta el año 2016, la ANDA operó el 94% de los sistemas de agua en la zona urbana; mientras que en zonas rurales apenas alcanzó el 42.7%. (ANDA, 2016)

Una de las medidas que la ANDA ha tomado desde su creación es la búsqueda de nuevas fuentes de agua (Diario Oficial, 1961). La actual administración ha lanzado el “Plan Nacional de Agua”, consistente en la perforación de pozos y plantas de bombeo para llevar agua a comunidades. Sin embargo, eso se limita a una medida paliativa, puesto que los recursos naturales tarde o temprano se agotan, ya que muchas veces no se apuesta por la conservación ambiental. El país se quedará sin agua si los mantos acuíferos se siguen sobrexplotando inadecuadamente.

Pocos son los trabajos en conjunto con otras instancias del Gobierno y la población para preservar los recursos hídricos. Por lo tanto, los planes operativos deberían ver el problema del abastecimiento desde diversos ángulos. Es ahí donde se necesita la intervención de especialistas de todo tipo: provenientes desde las Ciencias Naturales, para entender el medio ambiente; y de las Ciencias Sociales, para comprender la interrelación de seres humanos y medio ambiente. 

La planta potabilizadora Las Pavas

¿Por qué cuando se habla de desabastecimiento de agua en El Salvador, la problemática tiende a concentrarse en San Salvador?  Municipios como San Salvador, Ilopango, Soyapango, Ciudad Delgado, San Martín, Mejicanos y Cuscatancingo suelen aparecer constantemente en titulares de medios de comunicación debido a la falta de agua. En 2018, en esta área se concentraban 1, 797,025 personas, lo que equivale al 27% de población total del país, según DYGESTIC, 2018.

Hay que decir que muchas comunidades de estos municipios son abastecidos directamente por la planta potabilizadora Las Pavas, la principal apuesta del proyecto Rio Lempa II, el último gran proyecto de la ANDA desde la década de 1990, para abastecer de agua potable al AMSS, dado que el sistema Zona Norte construido a partir de 1975 por la autónoma no pudo ante las proyecciones de demanda de agua (ANDA, 2017). Estos 2 mega sistemas, junto a los “sistemas tradicionales” (pozos ubicados en geográficamente en diversos puntos) son denominados por la ANDA como Región Metropolitana de San Salvador.

La infraestructura de Las Pavas dificulta la potabilización de aguas del río Lempa. El mismo Bukele lo dijo en tuits del 21 de enero del presente año: “…lo que el tema de las algas ha revelado es que Las Pavas colapsa y por eso se necesita la planta del Lago de Ilopango”. Sin embargo, procesar agua del lago de Ilopango fue una medida descartada desde el año 1962, cuando especialistas de la Oficina Sanitaria Panamericana afirmaron que tienen “contenido de boratos y cloruros que las hacen inaceptables para el abastecimiento del Área Metropolitana, hubo que descartarlas por ser económicamente prohibitivo su tratamiento” (ANDA, 1967). En el caso de Las Pavas se presenta otra situación: la contaminación minera que se genera en Guatemala debido al Proyecto Cerro Blanco y la contaminación por arsénico natural junto a la deforestación masiva ha provocado la disminución del caudal del río Lempa. 

Si Las Pavas presenta fallas, esto repercute en cientos comunidades. El problema del agua ya está afectando a comunidades fuera del gran San Salvador. Actualmente, ANDA está facilitando pipas de agua a diversas comunidades del país, sobre todo en el interior, según datos de su portal web institucional. Incluso, sigue perforando pozos actualmente en diversos puntos. Para el año 2017, Las Pavas produjo 64.7 millones de metros cúbicos de agua en el año, que equivalen al 34% del agua potable para la Región Metropolitana y a la sexta parte de la producción total de agua de la ANDA. No obstante, esta región consumió el 51% del total de la producción de agua abastecida por la ANDA, según sus propios registros.

Ante la emergencia, Cruz Roja de El Salvador se ha visto involucrada. Hasta este 4 de abril, la institución había repartido 196,800 litros de agua a diversas comunidades y centros de contención que así lo solicitaron expresamente. Según datos de su portal web, algunas de estas son: la colonia San Antonio, de Cojutepeque; colonia Villa Mariona, de Cuscatancingo; colonia Galvez, de San Marcos; colonia San Antonio, de Soyapango; colonia Santa Lucía, de Ilopango; colonia Santa María, de San Martín, entre otras. Todas pertenecen al AMSS. Estos son casos afortunados, ya que algunas personas deben pagar para abastecerse por otros medios, fuera de sus casas, cuando no son atendidos por estas pipas.

La crisis por el COVID-19 no debe ser la excusa para dejar de prestarle atención a un problema que es de larga duración en El Salvador, como es el desabastecimiento. Hoy en día aún hay muchísimas comunidades que carecen de sistemas de agua y un acceso directo al agua potable.

Sin lugar a dudas, una aprobación y cumplimiento de una Ley del Agua garantizaría el acceso al recurso para toda la población salvadoreña. Esta Ley de Agua, además, debe garantizar la protección de todos los recursos hídricos del país, proveer medidas contra la destrucción y la contaminación de estos y anteponerse a cualquier proyecto que atente contra los recursos naturales, como la minería, construcciones en áreas protegidas, así como cualquier intento de privatización.

Muchos sectores de la sociedad han trabajado a lo largo de los años para que se haga realidad. Pero, mientras existan intereses políticos y particulares que entorpezcan estas luchas, el tema seguirá entrampado en un debate sin efecto. 

Tampoco debe pensarse que ANDA es una institución ineficiente e incapaz de solventar la problemática y este problema no se resolverá con una inminente “privatización” de la misma como algunos afirman. Su personal es calificado y muy capacitado. No obstante, siempre necesitará de otros operarios. Es una de las instituciones que continúa trabajando en medio de esta crisis.

Sin embargo, las decisiones que se formulan desde la dirigencia de la autónoma afectan el valor operativo institucional ante la crítica popular, viéndose todavía más afectado si no se tiene claridad y consenso, si se improvisan medidas. Además, se afecta a la población cuando se prioriza a grandes empresas e intereses mezquinos, como es el caso del Proyecto Valle del Ángel, y cuando se desconocen los mismo problemas del país, aspecto que se replica en muchas instituciones de gobierno. 

El llamado es a las autoridades competentes. Junto al COVID-19, la problemática del agua es una bomba de tiempo. Problema que se puede contener, tanto el virus como una crisis hídrica. Sin agua en las comunidades, difícilmente se podrá combatir la pandemia, donde luego de casi 4 semanas de cuarentena ya se reportan 117 casos confirmados (hasta el momento de este artículo). La crisis por el coronavirus pasará en algún momento, pero los problemas ambientales y otros de nuestra sociedad, esos que tienen mucho tiempo de existir, seguirán presentes. Este es el momento de ver el pasado para proyectarse al futuro.

Esta situación de la pandemia debe llevar a reflexionar que se debe apostar mucho más a los sectores de salud, agricultura y medio ambiente. ¿Qué pasará cuando la sociedad deba enfrentarse a otra situación de igual o de peor magnitud? Como ya se mencionó: el abastecimiento de agua por medio de pipas y la entrega de fardos con agua son medidas paliativas pero no resuelven el problema de raíz. Se siguen perforando pozos. Pero, ¿qué pasará cuando estos se sequen en un país donde la desertificación es una realidad? ¿Hasta cuándo podrá sostenerse este método?

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