
ESPECIAL
Foto/Emerson Flores
El gran anuncio de que 1.2 millones de estudiantes recibirían una computadora de parte del Ministerio de Educación llegó ocho días antes de las elecciones del 28 de febrero. Como siempre, la noticia la reveló el presidente Nayib Bukele en el horario prime time de un domingo en Twitter. Las cuentas oficiales de la red social se han inundado de padres y niños sonriendo cuando reciben una caja con el equipo informático, pero la realidad es más triste de lo que esas imágenes muestran.
Los estudiantes, maestros y padres de familia siguen sin entender por qué algunos recibieron ya las computadoras y otros no, incluso dentro de un mismo grado. Los datos de cómo se ha hecho esta compra millonaria y cómo se diseñó el programa denominado Enlace fueron enviados al Índice de Información Reservada del Ministerio de Educación, en enero pasado.
El dolor de cabeza que significó realizar, en 2020, el año de estudios en confinamiento no ha terminado con la modalidad semipresencial, que comenzó el 6 de abril. Muchos maestros tienen computadora, pero siguen enviando imágenes de las guías impresas a través de grupos de WhatsApp, porque sus estudiantes no tienen cómo conectarse a Google Classroom. No hay una estrategia para garantizar que se sacará provecho al recurso entregado y medir resultados a largo plazo.
Los paquetes de conectividad son insuficientes o inútiles porque hay zonas del país donde las telefónicas no brindan cobertura de internet.
Los estudiantes y padres de familia continúan pagando los costos económicos de una serie de decisiones que afectan el aprendizaje, provocan sobrecarga y frustración. Para profundizar en esta realidad, GatoEncerrado entrevistó a una decena de actores del sistema educativo de varias zonas del país.
Los datos de cuántos estudiantes dejaron las aulas en el año pandémico tampoco se sabrán. En el sistema estadístico, todos pasaron de grado aunque en la práctica hayan abandonado la escuela. El Ministerio Educación también ha declarado, oficialmente, que esa información es inexistente.