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Entregar computadoras es insuficiente para cerrar la brecha digital

Dotar computadoras es insuficiente para cerrar la brecha digital

Especialistas en el área de informática señalan la importancia de que las entregas de computadoras y paquetes de internet no se mantengan como las únicas estrategias para cerrar la brecha digital, sobre todo en un país donde históricamente los niveles de acceso a internet se han mantenido bajos y de limitada calidad. 

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Por Xenia Oliva

El presidente de la República, Nayib Bukele, prometió hace dos meses que “El Salvador dará un gran salto en educación” y agregó que “en menos de un año, desapareceremos el 100 % de la brecha digital”. Desde entonces, los mensajes relacionados a “cerrar”, “romper” y “desaparecer” la brecha digital han sido constantes en las cuentas institucionales del gobierno y a través de declaraciones de funcionarios, sobre todo al referirse a la entrega de computadoras a los estudiantes. También se ha usado al hablar de mejorar la conectividad y la entrega de paquetes de Internet para los estudiantes. 

“Ahora, la gente tiene acceso a sitios de salud, educación, tecnología, ciencia (…) Está demostrado que con solo proporcionar más conectividad a internet a la población el Producto Interno Bruto sube”, expresó el secretario de Innovación de la Presidencia, Vladimir Handal, durante una entrevista radial en marzo. 

Para corroborar lo planteado por el presidente y sus funcionarios, GatoEncerrado buscó especialistas en el área de informática, quienes advirtieron que el tema de la brecha digital debe entenderse como una problemática rodeada de múltiples factores y que existe el riesgo de que, al ver a la población escolar sólo como meros consumidores de internet, se podría excluir aún más a estos sectores donde históricamente no ha existido el acceso a estos servicios. 

Para que el internet sea verdaderamente una herramienta para la transformación, avance y desarrollo y acortamiento de la brecha digital de una sociedad, no es suficiente llevar internet. Requiere de la guía de personas con el suficiente conocimiento técnico y pedagógico, que nos ayuden a aprovechar al máximo los recursos y la información que encontramos en internet y en redes sociales”.

Hernández sostuvo que para reducir la brecha digital es necesario construir una política pública educativa que considere este tipo de factores, y que no se centre únicamente en llevar equipo técnico que le permita a los niños y adolescentes, así como a los ciudadanos aprovechar al máximo esos recursos. 

Añadió que tampoco es suficiente tener una computadora o un dispositivo móvil para acceder a internet y desplegar los programas educativos de una forma que impacte en el desarrollo de la sociedad salvadoreña. “Este tipo de soluciones, a medias, podrían contribuir a la exclusión digital; en el sentido que, sin el recurso humano, técnico, educativo y económico necesario para aprovechar al máximo internet y las tecnologías, las personas se vuelven meros consumidores de tecnología”, dijo Hernández. 

Una conectividad a rastras 

Mario Gómez, fundador de Hackerspace San Salvador, relató a esta revista que en una ocasión hicieron una prueba en la zona de su oficina, ubicada en la colonia Escalón, para buscar proveedores de internet. Con facilidad encontraron 10 compañías distintas, pero al caminar unos metros hacia las zonas de las comunidades aledañas, la oferta del servicio bajó a uno o dos proveedores. En zonas donde no hay coberturas, los operadores solo ofrecen modem con los que el costo por byte es muy caro. 

Si tenés la mala fortuna de vivir en una comunidad donde el operador no quiere o no puede llegar, te toca pagar más por un acceso a internet. Son de las cosas que no se toman en consideración cuando se quieren buscar soluciones relacionadas a tecnología".

En 2018, la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET) aprobó el Reglamento de Calidad del Servicio Público de Telefonía y Transmisión de Datos. En este reglamento se recogían algunos parámetros a utilizar para medir la calidad del servicio. La idea era que con el reglamento se iba a tratar de garantizar que el acceso a las comunicaciones en el país estuviera más normado, explicó Gómez. Esto debido a que, una cosa es decir sí hay cobertura, sí hay conectividad, pero ya en la práctica es necesario saber cómo se mide de forma cuantitativa la calidad del servicio. 

“Lastimosamente se quedó muy dentro de que los operadores debían garantizar la conectividad y acceso dentro de sus redes, no hacia otras redes o hacia afuera”, dijo Gómez. Esto significa que la normativa de calidad no mide si el servicio que proveen las compañías debe ser constante o estable. 

La SIGET también mide el nivel de cobertura de cada operador. Cada compañía ha provisto mapas de cobertura, en algunos, a simple vista parece que hay conexión en todo el territorio. Gómez explicó que en la práctica no suele ser así. Usualmente las compañías usan programas para estimar qué tan lejos puede llegar la señal de cada una de sus antenas, pero esto sería solo una simulación. 

Pero los mapas de las compañías sí permiten detectar un detalle curioso: “Podés distinguir que la cobertura de los operadores está siempre en las carreteras principales. Cuando pensás en el costo que implica la infraestructura, lo más barato es ponerla cerca de las carreteras. Por eso normalmente en las carreteras funciona, pero en el momento que uno entra y se acerca a un cerrito, la conexión se cae”, dijo Gómez. 

Un informe publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a finales del año pasado reveló que “en algunos países como Bolivia, El Salvador, Paraguay y Perú, más del 90 % de los hogares rurales no cuentan con conexión a internet”. Ese informe, titulado “Conectividad rural en América Latina y el Caribe. Un puente al desarrollo sostenible en tiempos de pandemia”, fue elaborado en conjunto con Microsoft y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en medio de la crisis generada por la COVID-19, que obligó a millones de personas a mantenerse en sus casas e intentar realizar sus labores de estudio y trabajo desde sus hogares. 

El informe destacaba lo que ya había venido presentando año con año la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de El Salvador. La conexión a Internet a escala nacional es limitada y se restringe aún más en la zona rural del país. El BID, en su informe, ubicó a El Salvador en el clúster de baja conectividad significativa rural, junto a países como Jamaica, Bolivia, Belice, Perú, Honduras, Venezuela, Guatemala y Nicaragua. 

A escala nacional, tanto en la zona urbana como rural, el informe señaló que la penetración de internet en hogares pasó del 37.20 % en 2018 al 45.92 % en 2020. Para América Latina, el promedio fue de 78.78 % durante el año pasado. 

La EHPM de 2019, elaborada por la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC), informó que de un total de 1 millón 938,530 hogares, el 23.35 % tenía internet, mientras que solo el 16.73 % tenía computadora y el 94.50 % tenía un teléfono celular. 

De este 23.35 % de hogares con internet, Gómez dijo que estas conexiones residenciales normalmente llegan por cable coaxial, tipo cable de televisión, a través de cobre que son las conexiones viejas de telefonía. 

“Muchas de estas quedaron de ANTEL (la extinta telefónica pública) que las heredó France Telecom, de ahí las heredó Claro”, comentó. Por otro lado, las conexiones de fibra óptica se ofrecen en pocos puntos del área metropolitana del país.  

La EHPM indicó que solo en la zona rural el acceso a internet en los hogares era del 4.1 % y la cantidad de hogares que tienen computadora era del 4.7 %. Mientras que el 92.4 % de los hogares de la zona rural tenían un teléfono celular. 

En la zona urbana, el porcentaje de hogares con acceso a internet fue de 34.6 % y con computadoras de 23.8 %. El 95.7 % tenía un teléfono celular. 

Wendy Criollo, ingeniera en sistemas con estudios en seguridad y gestión de riesgos informáticos, expuso que estos datos muestran que el país aún no está preparado del todo para decir que se podrá cubrir el 100 % de la demanda de acceso a internet y cerrar la brecha digital. 

“Se deben analizar factores que inciden en la limitante de la conectividad, qué pasa con personas que viven en lugares aledaños a los centros penales o en zonas limítrofes con otros países. Si lo vemos en nivel de telefonía, quién va a querer poner una antena donde no hay seguridad. Todo ese tipo de factores, seguridad, ambiental, la parte geográfica, condicionan la conectividad”, dijo Criollo. 

Señaló que hay zonas en las que no hay cobertura de ninguna red, por lo que no se puede garantizar el 100 % de conectividad.

“Transformación digital no solo es meter tecnología en los procesos. También es un aspecto cultural. Tenemos varios déficits en el área de decir que estábamos preparados para una educación digital”, mencionó Criollo y agregó que “hay gente que ni siquiera puede usar un teléfono. Hay gente que en su vida ha entrado a una red social. Porque unos han aprendido, no quiere decir que todos a escala nacional lo puedan, es una realidad que no nos gusta ver, pero sí existe”. 

Criollo aplaudió el esfuerzo que se ha estado haciendo por entregar instrumentos a los estudiantes, recordó que cuando ella llegó a la universidad a estudiar informática no tenía una computadora. Sin embargo, señaló que, como informática, puede decir que no basta dar una herramienta.

Más que dar una computadora es facilitar los medios para que no haya impedimento que en unos lugares usan la computadora, pero no tienen acceso a internet. Y en la parte de la conectividad, no basta dar una herramienta si no va de la mano de la capacitación”.

 Criollo consideró que se podrían gestionar más recursos didácticos para la comunidad: “Las alternativas tecnológicas no pueden ser la única salida porque no estamos preparados al 100 %”, advirtió.

Expuso que conoce a una profesora que da clases en un cantón donde había estudiantes que no tenían acceso ni a un dispositivo móvil que pudiera conectarse, por lo que les tocaba ir a la escuela a dejar sus cuadernos con las tareas. En otros casos, ella se tenía que reunir con los padres de familia, ya que no sabían cómo enviar una nota de voz o una foto de las tareas por WhatsApp. 

Un profesor universitario, quien pidió que no se publicara su nombre, señaló que ha tenido problemas similares incluso con estudiantes del sector superior, lo que demuestra que tener las herramientas, como una computadora o tablet, no significa que tengan las competencias necesarias para superar la brecha digital. Por ejemplo, pese a tener computadora, el catedrático ha tenido estudiantes que no saben cómo obtener el paquete de Office. Además, se suma el problema de la mala calidad de las conexiones a internet, que va de una baja velocidad de descarga a conexiones inestables. 

Más allá de la falta de una computadora 

Para el profesor universitario, la brecha digital debe verse como algo multicausal en la que también influyen cuestiones de desigualdad, pobreza, violencia en comunidades y hogares. “Muchos estudiantes seguramente no encienden sus cámaras durante las clases porque viven en condiciones de hacinamiento, también, más allá de los memes, sí se están dando casos de violencia intrafamiliar. Y no hay que olvidar los casos donde no hay ni acceso a energía eléctrica”, dijo. 

Mario Gómez añadió que es necesario tomar en consideración el contexto de cada sector. “Cuando sabés que hay límites dados por la misma infraestructura, la mejor solución es tener algo híbrido que no dependa completamente de la conectividad; por ejemplo, de preparar materiales que puedan ser accesibles completamente fuera de línea”, dijo. 

Recordó que ya existen experiencias previas, como la creación de la televisión educativa, que era acompañada de materiales y guías que cada estudiante podía seguir. 

“Dentro de las computadoras les han incluido una serie de materiales para que los alumnos se conecten a las clases. Pero el que tuvo suerte de estar en un lugar con acceso se va a desempeñar sin problemas con esos materiales y aquel que tiene la mala suerte de vivir en un cerrito, en una quebrada, si es que le conecta, va a estar en desventaja”, dijo Gómez. 

Incluso algunos de los estudiantes consultados por esta revista no saben cómo aprovechar la plataforma educativa Platzi que viene instalada en el equipo informático y que supuestamente ayudará a reforzar los conocimientos del idioma inglés.

El 22 de febrero, el gobierno inició la entrega de computadoras. Los estudiantes de primero y segundo año de bachillerato fueron los primeros en recibirlas en Casa Presidencial. Foto/Emerson Flores.

Para Mario Gómez, existen dos etapas en la brecha digital. La primera está relacionada con el acceso a tecnología e infraestructura. La segunda tiene que ver con el tema de las habilidades y el uso de las tecnologías. 

“Tener un celular, instalarle un juego, usar una aplicación de mensajería, no significa que vos estás preparado para desempeñarte en un mundo digital. Hay un montón de herramientas productivas que tenés que utilizar. Hay un montón de cosas que hay que saber acerca de seguridad digital, de derechos, de información, hay que saberlas porque podrán permitir desempeñarse bien y protegerse de cualquier problema. Ahí es donde podría quedarse un poco corto el tema de decir que sí se está cerrando la brecha”, explicó Gómez. 

Agenda Digital: Entre lo urgente y lo idílico 

“Como Gobierno, desde la Secretaría de Innovación, estamos dispuestos a apostarle a una inversión significativa en proyectos de innovación, conectividad y productividad”, se puede leer en el documento de la Agenda Digital 2020-2030, publicada por la Secretaría de Innovación. El secretario Handal agregó, en una cadena nacional de radio y televisión del pasado 22 de febrero, que hay un proyecto de infraestructura digital. 

“Para el gobierno de El Salvador la falta de una cobertura nacional de infraestructura de conectividad es uno de los mayores desafíos para la reducción de la brecha, pero no vamos a permitir que terceros definan quién tiene acceso a internet y quien no y es aquí donde surge el plan nacional de conectividad”, aseguró. 

Handal también detalló que hay distintos proyectos para cerrar la brecha digital, como la instalación de 1,061 km de fibra óptica en el país.  

“De los cuales, en lo que llevamos de gestión, hemos instalado 411 kilómetros de red OPGW. Eso quiere decir que estamos ocupando el cable de guarda de Etesal de la línea 0 y lo estamos cambiando por un cable que tiene 64 hilos de fibra óptica en su interior. A parte, hemos instalado 220 kilómetros de fibra óptica enterrada sobre la zona costera y con esto vamos a lograr una cobertura nacional en los siguientes 12 a 18 meses”, aseguró Handal. 

Añadió que el gobierno tiene “equipos de transporte IP MPLS y Redcorp en donde vamos a alcanzar velocidades de 100 Gigas en la red, para esto firmamos un convenio con Nokia”.

Mario Gómez explicó que lo que se menciona como cable de guarda de Etesal es una protección contra sobre-voltajes en la red principal de distribución, que es el que se estaría reemplazado por un cable que también incluya fibra óptica. Pero Gómez señaló que ese es un sistema troncal. “Es decir, otros proveedores e ISPs deberían de conectarse a esa infraestructura. Queda hacerse la pregunta: ¿Este sistema lo utilizarán para brindar conectividad a instituciones de gobierno, escuelas? Una cosa es el cable que pasa por la línea de distribución, la otra pregunta es ¿a dónde llega?”. 

Gómez se preguntó si a través de esa infraestructura se dará acceso a los proveedores locales, si se va a concesionar. En cuanto a la red OPWG, explicó que se trata de fibra óptica subterránea y MPLS es un tipo de router (nivel proveedor de internet), mientras que Redcorp es una marca. 

“Traduciendo el mensaje al español: Estamos agregando fibra óptica como troncal para incrementar el ancho de banda al que puede acceder el país.  Eso es todo. Sin tanto tecnicismo. Pero conectividad troncal no es lo mismo que acceso a la última milla que es donde seguimos fallando”, dijo Gómez.

Explicó que lo que se ha mostrado es una especie de médula, como la columna de las conexiones, pero aún falta conocer cómo se llegará a la última milla; es decir, el último tramo que se necesita para llegar a los usuarios de internet. 

Sobre la Agenda Digital, la informática Criollo dijo que lo que se puede ver es que el gobierno ha planteado coordinar la implementación de un modelo que priorice el flujo de tráfico nacional de las comunicaciones. “Ellos hablan de reducir los costos de operación y hacer más eficientes los servicios, pero aún no se ve que hayan puesto cartas en el asunto. El internet gratis no va a ser sostenible, por ello hay que garantizar una tarifa justa y servicio de calidad”. 

En cuanto a la propuesta de implementar un acceso internacional de fibra óptica, a través del Pacífico, Criollo comentó que eso es demasiado ambicioso para el contexto actual. “Estamos diciendo que queremos un puente directo al internet. No está mal soñar, pero hay que priorizar las cosas que tenemos ahora”. 

Para Gómez, mejorar el acceso de los servicios es muy importante: “El tema de regulación nunca ha sido muy fuerte, la cobertura, el servicio, el tema de lo que esté disponible para los usuarios depende del poder adquisitivo de la zona donde estés”.

Gómez reiteró que en el país, la inversión de infraestructura que han hecho los operadores de internet se ha gobernado por la capacidad del poder adquisitivo de quien vive en la zona. Puso como ejemplo que en otros países se han creado incentivos de parte del gobierno para garantizar que los proveedores lleguen a todas las zonas o que la calidad mejore, ya sea a través de subsidios. También existe la opción de regular la oferta. 

“Nos hace falta definir cuáles son las obligaciones de los operadores de acceso a internet en el contexto de estas clases de emergencias. Es cierto que están concesionando un servicio, pero el espectro radioelectrónico es un bien estatal, están explotando ese servicio y deberían tener obligaciones para ver cómo garantizan que las personas tengan acceso y sea de buena calidad”, señaló Gómez. 

Los retos de un plan a largo plazo 

La informática Criollo expresó que lamentablemente no se conoce lo suficiente de la estrategia como para comprender si será sostenible a largo plazo, si será posible continuar la entrega de las computadoras para los próximos años; de dónde provendrán los fondos, si de préstamos o de impuestos. 

Para Criollo sí es necesaria la inversión en infraestructura que dé soporte al proceso educativo. Pero tampoco hay que perder de vista la inversión en las personas, en poder generar prospectos en el área de informática y que no sea necesario contratar a personas de fuera.

Si le estamos dando herramientas tecnológicas a los jóvenes, ¿por qué no incentivarlos a que estudien algo en el área, en la parte de programación, de análisis de datos?”

Criollo añadió que no se puede detener la inversión en tecnología e infraestructura, porque el mundo está en medio de una revolución digital. 

Criollo también dijo que incluso se podrían implementar programas de pasantías para los bachilleres en el área de informática, que puedan ayudar con la digitalización de la información física, para que el país cuente con personal técnico capacitado. “Ir proyectando a futuro, que quizá no van a devolver la computadora, pero sí conocimientos, que es invaluable”. 

Criollo dijo que hasta este momento la educación de tecnología e informática aún no es lo suficientemente accesible. “Si algo he visto a lo largo de los años es esa carencia en el área pública, hay instituciones en las que a los estudiantes les hace falta foguearse en el área de la informática”. Por ello consideró que existe la posibilidad de que muchos estudiantes no sepan aprovechar el recurso de la computadora y no vayan más allá de conectarse para oír las clases. 

“No he escuchado de convenios con bibliotecas internacionales, que puedan consultarlas o que tengan acceso a la biblioteca virtual de la que se habló en la Agenda Digital”, dijo Criollo, recalcando que no se debe encajonar al estudiante solo con el material y la guía, que pueda investigar y aprender por su cuenta. 

La abogada Laura Hernández señaló que la comunidad técnica de El Salvador ha buscado contribuir con varias soluciones a este tipo de problemas, como crear redes comunitarias de acceso a internet; por ejemplo, en una casa comunal o en un punto particular que se pueda usar como un centro de cómputo donde haya acceso a internet para los habitantes. La finalidad es que este tipo de redes también logre ser mantenida y financiada por la misma comunidad. 

Hernández reiteró que el no garantizar que las personas sepan cómo sacarle el máximo provecho a los recursos entregados podría acabar excluyendo más a los sectores vulnerables. “En otras palabras, estos sectores siempre quedarán unos pasos atrás. No se trata de una solución integral que les facilitará (a maestros y estudiantes) convertirse en verdaderos autores y productores de conocimiento, tecnología y transformación social”, dijo.

Créditos

Investigación

  • Beatriz Benítez,
  • Mónica Campos,
  • Xenia Oliva,
  • Michelle Parrillas.

Edición

  • Cecibel Romero
  • Ezequiel Barrera

Fotografía y diseño e ilustración

  • Emerson Flores
  • Leonel Pacas

Montaje web

  • Ezequiel Barrera

Agradecimientos

  • Estudiantes y docentes que fueron valientes al relatar su situación a GatoEncerrado.