Noche en La Condesa

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Por Tania Primavera/@TaniaPreza

Llegaste tarde esa noche, en medio del bosque de Chapultepec. Ya había subido a un tranvía que enviaron y me llevaría al hotel, a la vuelta del Zócalo. Cuando a lo lejos vi, eras una sombra corriendo creo, habías saltado el muro del parque ancestral, con tal de llegar y llegaste casi tarde. Me bajé y comenzamos a caminar, sin prisa, los carros pasaban a toda velocidad, parecía que el tiempo era demasiado irreal.

Sin planear nada, con la margarita que me dio el amigo huichol y en mi oreja, salí, como ya sabiendo la misión, Tzununja te envió. Los seres en los aires de la búsqueda, la gota, que cae dispersa y emana por la sensibilidad de un recuerdo, un instante.

Estaba en el DF, caminando en esas avenidas inmensas históricas. La ciudad de México, miles de luces, la urbe. Pero quise caminar. Ya tenía en mente ir a visitar a la poeta Natalia Toledo, me dio su tarjeta la noche anterior en el Museo de Arte Popular.  Me atreví a ir a su casa, solo sabía que era en La Condesa.

Ahí, en la oscuridad, caminando con energía y seguridad, eran otras fuerzas. Realmente cargada estaba, cuando intento hacer de la memoria una luz y poder mostrar la esencia, el néctar, la gota que dejo salir para trascender. Ese fue un regalo, quizás ganado.

Encontré la casa. No tenía un foco, lo pusimos en su sala. Era un apartamento pequeño, antiguo. Luego, no sé, hablamos de poesía contemporánea, pero impregnada de sus raíces zapotecas. Como una hija de esa tierra, hace su propios diseños para vestir, que revelan su cultura y a su estilo; y para lo que iba también, era para comprarle uno de sus diseños, al menos uno. Pero al final, después de la plática lo olvidé.

Salimos, seguimos en La Condesa, sabías dónde íbamos, es tu ciudad, la reconocés día o noche, caminando y atravesando calles pequeñas, con cafés, galerías, teatrillos. Aceras que besan mis sandalias blancas que querían quedarse con los pasos que pasaron en esos días por Tepoztlán, Teotihuacán, la punta del Castillo que habitó Carlota y la vista del bosque de toda la metrópoli.

Se hizo breve la noche, un tiempo en mi tiempo. Caminamos por las aceras, vimos el parque silencioso. Xtídxilu’ ruxhele’ ni biidxi’ cuananaxhi. Nayani’ runiná ladxidó’ gueela’, sica ti mani’ napa xhiaaguixhele’ ra zegúyoo ne guiníti ndaani guiba’/ Tu canto abre la semilla de una almendra, diáfano, lastima el corazón de la noche como un pájaro que se escapa dentro del cielo. (Natalia Toledo, poema, texto en zapoteca).

Entramos a tu casa, donde habían cuarzos rosa en el baño. En la sala, subí los pies en el sofá, la vista era el bosque, mezclado con altos edificios en la Colonia Roma. Vimos, el aura llegar. Los árboles entre la sombra y la mañana que bostezaba. Regreso a mi hotel. Hace frío; observo desde el taxi las calles empedradas del centro. Al siguiente día que era ese día, con mis alpargatas, caminé de nuevo en la noche.


 

Tania Preza2Tania Primavera Preza: Integrante del Consejo Editor de la Revista Trasmallo. Ha participado en jornadas lúdicas con jóvenes utilizando el “Juego Los Izalcos” sobre cultura ancestral indígena, la edición de exposiciones museográficas, producción de cápsulas radiales, publicaciones y talleres con jóvenes sobre derechos humanos y memoria histórica. Actualmente es responsable del Área de Comunicaciones del Museo de la Palabra y la Imagen, y conduce junto a un equipo del MUPI la  Red de Jóvenes en Defensa de los Derechos Humanos.  Desde agosto de 2014, es autora del audio espacio Entrevistas EN OFF en www.contrapunto.com.sv

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