Retrato de una clínica LGBTI y la discriminación en El Salvador

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Presentamos la primera de tres entregas especiales sobre lo que implica pertenecer a la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (LGBTI) en El Salvador desde distintos ámbitos. En esta oportunidad una crónica al interior de una clínica especializada para LGBTI en las cuales se atienden con mayor énfasis a personas que tienen relaciones sexuales de alto riesgo. Dos periodistas se infiltraron y esta es su historia.


*Por Menly Cortez, julio Rivas , Cricia Durán , Ligia Cornejo,  Alejandra Rodríguez, Sandra Aguilar, Clanci Rosa y Korayma Chicas

Primera entrega

Si la palabra VICITS no le suena conocida, es porque no hay muchos de estos centros en el país, solo son 12 Clínicas de Vigilancia  Centinela  contra las Infecciones de Transmisión Sexual (VICITS)  las que existen y que atienden  exclusivamente a miembros de la comunidad LGBTI y trabajadoras del sexo. Estas clínicas han sido creadas por el Ministerio de Salud.

Pero no es un centro especializado, más bien es una clínica dentro de otra clínica de Salud comunitaria, de esas en las que para pasar consultar se debe llegar muy temprano pues siempre está lleno.

La Unidad de Salud de San Miguelito no es la excepción, al llegar se observan desde la entrada una fila de madres con niños en brazos, personas de la tercera edad y adultos que esperan que la enfermera que está de turno les asigne cupo para pasar una consulta general.

Con el objetivo de comprobar los servicios que se prestan, se realizó una infiltración en una de estas unidades. Dos de periodistas de esta entrega se hicieron pasar por pareja y una de ellas pasó la consulta fingiendo ser una persona bisexual.

—Buenas, disculpe ¿para pasar consulta en la clínica VICITS…?

—…aah si, vaya a preguntar a la secretaría.

—Ok, gracias

—Buenas disculpe ¿es esta la secretaría?

—Sí, ¿qué desea?

—Quería saber sobre pasar consulta en la VICITS.

—Ummm, vaya a la clínica 14 y pregunte si está el doctor que atiende ahí.

Un rótulo en la puerta del consultorio 14 dice que se atiende de lunes a viernes a partir de las 8:00 a.m., lo cierto es que eran las ocho y media pero el doctor aún no llegaba.

Después de un tiempo de espera, llegó, me explicó el procedimiento para pasar la consulta, sacó su libreta y me preguntó mi nombre, se lo di completo, luego me dijo que podía decirle el nombre por el cual me gusta que me llamen para mi comodidad, le dije que así estaba bien. Con ese papelito fui a archivo para la apertura de mi expediente.

Delante de mi estaba una señorita con cara de preocupación que también iba a las VICITS; por pláticas que ella tuvo con mi compañera, que en ese momento estaba desenvolviéndose como mi “pareja” supimos que ella era bailarina nocturna.

El doctor aclaró a los tres pacientes que estábamos que con cada uno se tardaba más de una hora porque se hacían algunos chequeos que llevaban tiempo “ es decir, cuando esté atiendo a la primera persona, el tercero esperara tres horas” dijo, yo como era la primera no me preocupé; “de acuerdo” dijo la señorita que iba después de mi quien se apresuró a contestar: “ no me importa el tiempo a mí me urge pasar la consulta”; supuse por su respuesta y rostro que algo la aquejaba.

Al entrar al pequeño consultorio el doctor me preguntó: — ¿Por qué viene usted a pasar consulta? — Le indiqué que estaba teniendo relaciones sexuales con persona de género femenino y masculino, — ¿es usted lesbiana? — me preguntó, —no—, le contesté, —entonces ¿es bisexual? —, — “creo que si le dije” — estaba muy nerviosa, nunca me ha gustado mucho mentir, y ahora ya estaba en ese consultorio tenía que terminar la misión. Observé a mí alrededor, la sala de consulta apenas tiene una camilla, un escritorio con dos sillas, una computadora y enormes cuadernos donde están los pacientes VICITS.

Me preguntó si me dedicaba al trabajo sexual, le dije que no. “Entonces no la puedo atender porque esta clínica atiende a personas que están en relaciones sexuales de alto riesgo. Rápidamente le pregunté, — ¿o sea que la clínica solo atiende a trabajadoras del sexo? — , —No—, me dijo, —está bien, la voy a atender—, dijo finalmente.

El proceso siguió, tuve que llenar un formulario con mis datos y todo lo relacionado a la vida sexual que llevaba, que por supuesto era falsa para poder entrar  en el perfil VICITS, desde preguntas si has sido abusada sexualmente hasta cuánta bebida alcohólica consume a la semana son las que tuve que responder.

Una vez llenado el formulario, inició la plática sobre mi vida sexual, si me protegía, cómo lo hacía. El doctor está capacitado para dar consejería de cómo cuidarse en los actos sexuales.

Después de hablar de ello, pasó a indicar los exámenes que se hacen a las personas que visitan esta clínica; esta información estaba siendo corroborada con la infiltración, porque era justo lo que ellos habían dicho en entrevista.  Los exámenes son muchos, entre ellos, la hepatitis B, sífilis, VIH, y todos los que se pueden obtener de una muestra de sangre.

Puedo decir que el médico que me atendió esta sensibilizado con el tema, sabe tratar a los pacientes. Se preocupa por ellos y tiene toda la voluntad de ayudarlos. No obstantes en el caso de enfermeras y las señoras que toman las muestras de sangre, creo que aún hace falta sensibilizarlas. Mientras esperaba que me sacaran la sangre, una de ellas le preguntó a la otra “¿ella viene por neumonía”? “no, ella es VICITS’’, le respondieron.

“VICITS” por su mirada y expresión suena como “ella es puta o marimacha”, y la discriminación viene sin detenerse y se siente como dedo acusador que en el fondo hace sentir pena y querer huir. Solo fueron unos instantes sin embargo me pregunto “¿cómo harán los miembros de esta comunidad que lo viven todos los días?”

El Doctor de la Clínica VICITS en San Miguelito, Jimmy Alemán está enterado de la situación y por ello denuncia la falta de sensibilidad en el gremio médico puesto que a muchos se les ofrece una plaza para trabajar con la Población LGBTI y lo han rechazado, dejando ver la apatía que existe.

Además agrega que la falta de recurso humano es una de las causas por las cuales las jornadas de consulta tiene un límite diario, siendo aproximadamente de seis a ocho personas atendidas en el día; el no contar con una infraestructura propia favorece a la discriminación por la población en general que ve con malos ojos a quienes asisten las VICITS.

Discriminación que no solo sucede en la infraestructura compartida con la población en general, sino en instituciones educativas y religiosas en las que la discriminación y excepción de personas se institucionalizó en nombre de Dios y del pudor.

La Institucionalización de la Discriminación

Desde el momento en el que se define el género del bebé, se establecen criterios no solamente para educarlos sino de una clara distinción de cuáles socialmente se cree que deberían ser sus comportamientos y a partir de ello se crean patrones culturales que son transmitidos de generación en generación.

Asimismo los roles que deben desempeñar son asignados de acuerdo al género, un hombre es quien por convención social trabaja fuera de casa, lleva el sustento a su familia mientras que la mujer está a cargo de las tareas del hogar y la crianza de sus hijos.

Aspectos como estos catalogan a la sociedad salvadoreña que tiene el machismo impregnado en sus raíces, llena de estigmas y prejuicios moralistas que muchas veces se dan por el credo que profesen las personas.

El docente del Departamento de Psicología de la Universidad de El Salvador (UES), Bartolo Castellanos, explicó que “los factores que llevan a que las personas heterosexuales discriminen son: el machismo infundado con ideas erróneas, la religión que sostiene que Dios creó hombres y mujeres, pero los homosexuales vienen antes la era de Jesucristo’’.

Como es el caso de “Stephany”, estudiante de Economía de la Universidad Centroamérica José Simón Cañas, quien sostiene que en varias ocasiones ha sentido rechazo por mantener una relación amorosa con otra mujer, “algo que hace sentir mal es cuando vamos de la mano y hacen la pregunta ‘quién es el hombre’ si me dieran un dólar por cada vez que oímos eso, seriamos más millonarias que Donnal Trump’’, ironizó.

Sin embargo Castellanos acotó que “en la Biblia menciona que Dios es amor y por lo tanto Dios no puede discriminar a un ser humano con una orientación distinta.”

Pese que El Vaticano ha cambiado, algunas iglesias no están mentalmente maduras para aceptar la diversidad sexual en El Salvador, como claro ejemplo la estudiante de la Universidad de El Salvador, “Alejandra” asegura que las personas de la iglesia donde antes se congrega la ven como “la peor abominación que hay”. Ella fue expulsada después de servir siete años por mantener una relación con una hermana de la iglesia.

De igual forma, la compararon con un asesino y un violador, en el sentido que por ser lesbiana, está cometiendo un delito, “me dijeron que estoy enferma y que me recibirían cuando esté sana y curada’’, expresa Alejandra.

Lo anterior queda obsoleto desde que  la Organización Mundial de la Salud (OMS) suprimió la homosexualidad de la “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Otros Problemas de Salud”, el 17 de mayo de 1990, no así la Transexualidad sigue siendo catalogada como una desviación sexual.

No obstante, dentro de las corrientes cristianas, también hay congregaciones que han aceptado la homosexualidad como una forma de vida normal, tal es el caso de la Iglesia Anglicana, quien sostiene que esta iglesia es la primera entidad de fe inclusiva para esta población en el país.

“La población LGBT no solo enfrenta problemas en cuanto a la palestra política, sino también desafíos sociales, como los referentes a la religión, ámbito en el que también existe discriminación, exclusión y odio”, argumento Álvaro Duran, ministro de la Iglesia Anglicana. Además agregó que los prejuicios religiosos de otras instituciones ayudan a sustentar el odio hacia esta comunidad y sirven como una justificación para los crímenes que se cometen contra ellos.

Es por ello que los anglicanos cuentan con una Pastoral de Inclusión, un programa episcopal que busca cimentar la dignidad y la justicia por parte de la sociedad hacia los de la diversidad sexual para empoderarlos como personas de derechos, individuos y ciudadanos.

“Desde estos espacios, donde hacemos llamados públicos a la concordia al respeto de las personas porque independientemente que una persona sea gay no quiere decir que sea hijo e hija de Dios, porque todos somos iguales ante Dios, pero necesitamos que esa cultura de violencia, machista que existe en El Salvador se acabe y empecemos a ver a los humanos como tal y respetemos independientemente de su condición social, económica, incluso en el tema de la sexualidad se debe respetar a la persona”, afirma el director del Programa Episcopal de  Dignidad y Justicia, José Osvaldo López.

Mientras la iglesia comienza a respetar la diversidad sexual, la ciencia sigue buscando un origen genético a la conducta LGTBI, los estudios que se han realizado, van desde el análisis de gemelos, hasta la comparación de conexiones nerviosas entre mujeres con homosexuales, y hombres con lesbianas. Sin embargo no hay una postura definitiva mientras que unos dicen que se es gay por nacimiento, hay una contraparte que asegura que no se nace siendo gay.

Dentro de estas disyuntivas, los psicólogos concuerdan que al tratar y psicoanalizar a personas de la diversidad sexual, es evidente que el entorno que los rodea puede activar esa predisposición, tal y como sucede con otros aspectos de la vida. Y si ese factor no existe, la homosexualidad no aparece.

Otro de los factores que intervienen, es la falta de identificación en la niñez y adolescencia, la unión de un padre con su hijo y de la hija con su madre. El entorno familiar, escolar y las amistades, determina la orientación sexual.

De igual manera, para el profesor Castellanos, las teorías sociales que hablan con respecto de la orientación sexual, dicen que es el ambiente social, que es la sociedad misma la que lleva a determinar patrones de comportamiento que si se crecieron con madres sobre protectoras, y la falta de la figura paterna, de un adecuado modelo masculino se tiende a adoptar una orientación sexual distinta.

Ningún planteamiento es dado como certero, aún existe una discusión en torno al tema.


Primera entrega

*Este reportaje se realizó de agosto a noviembre de 2015 en la materia Periodismo de Investigación II de la Universidad de El Salvador bajo la dirección de Gloribel Cabrera, docente de la materia. Autores: Menly Cortez, julio Rivas , Cricia Durán , Ligia Cornejo , Alejandra Rodríguez , Sandra Aguilar , Clanci Rosa , Korayma Chicas. 
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