Elecciones y el show de siempre

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Por: David Delgado*

Nuevamente se acerca el período electoral, ese momento en el cual llueven las promesas, surgen las ideas, relucen las propuestas de uno y otro contendiente.

Imperan los colores, el fanatismo se desborda y un deplorable ciclo vicioso revive como un ave fénix. La población se deja engatusar como a un niño con un juguete nuevo.

La política desgraciadamente en nuestro país está lejos de ser lo que verdaderamente es, una ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas.

La política no es mala, es parte del progreso y aunque parezca utópico, en teoría, es parte de la solución para empezar a mejorar una sociedad. Entonces ¿Qué sucede en nuestro país? ¿Por qué estos conceptos de política parecen no aplicar en nuestro territorio? No es que esta falle, la falla está en quienes la aplican y ejercen.

Para ser entendido en cualquier ciencia, ya sean fácticas o formales, es necesario estudiarlas, sumergirse en ellas y explorarlas, empaparse en sus conocimientos y al final, con la acreditación respectiva que otorga un título, ejercerlas. Caso que no ocurre con la mayoría de personas que ejercen política en El Salvador.

¿Qué tiene que ver todo esto con las elecciones? Todo. Si desde el inicio de un proceso todo se hace mal, el resultado será catastrófico al final de todo. Y esto sucede con los procesos electorales.

Todo se hace mal, el pueblo elige mal porque no hay nadie bueno para elegir. Heredamos un sistema corrupto desde mucho antes del conflicto que vivió nuestro país hace unas décadas.

El tiempo de elecciones solo es un circo montado  por quienes quieren vivir y enriquecerse a costa del pueblo. Parece monótono y trillado pero es la verdad. Ese sistema que recibimos como herencia aplaca y asfixia a aquel que sí puede tener un concepto limpio y puro de hacer política, al que quiere trabajar para el pueblo, al que quiere mejorar el país, al que tiene ideas innovadoras.

 

En fin, la corrupción se ha impuesto por siglos ante todo esto. No es posible que esto siga sucediendo. Pero sucede.

Sucede no porque el pueblo lo permita, sino porque están cegados en una bipolaridad partidaria. Saben que la mayoría en el poder es gente mala y corrupta, codiciosa y vividora, y a pesar de eso se entregan por completo al show. Y aunque hay excepciones, porque sé que las hay, no logran ser contra peso a la corrupción.


*David Delgado, estudiante de Comunicaciones de la Universidad Cristiana de las Asambleas de Dios (UCAD)

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