Sin resultados oficiales del Tribunal Supremo Electoral, Nayib Bukele se proclamó ganador de la Presidencia de la República y de la Asamblea Legislativa. El sistema del Tribunal falló y no hubo resultados preliminares oficiales. Así finalizó el día de las elecciones.
Febrero 5, 2024
El presidente Nayib Bukele se proclamó electo para un segundo mandato presidencial —a pesar de que es inconstitucional— y del triunfo de Nuevas Ideas como único partido en la Asamblea Legislativa, sin que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) diera a conocer los resultados preliminares de las elecciones presidenciales y legislativas del 4 de febrero. Es más, para cuando el mandatario se atribuyó la victoria, algunos centros de votación ya reportaban fallas en el envío actas, que hizo imposible tener resultados de las dos elecciones esa misma noche.
“De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85 % de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea. El récord en toda la historia democrática del mundo. Nos vemos a las 9pm frente al Palacio Nacional. Dios bendiga a El Salvador”, escribió Bukele a las 6:56 de la noche en su cuenta de “X”, apenas dos horas después del cierre de los centros de votación.
De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85% de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea.
— Nayib Bukele (@nayibbukele) February 5, 2024
El récord en toda la historia democrática del mundo.
Nos vemos a las 9pm frente al Palacio Nacional.
Dios bendiga a El Salvador.
A las 9:35 de la noche, los magistrados del TSE salieron a dar una conferencia para mostrar los primeros datos generales de la elección presidencial. Sin embargo, los datos mostraban inconsistencias, como la duplicidad de votos. Desde varios centros de votación, en todo el país, también se reportaban problemas de conexión a internet y fallas en el sistema de transmisión. Las Juntas Receptoras de Votos (JRV) no pudieron enviar las actas a un Centro Nacional de Procesamiento de Resultados (CNPR), desde donde se divulgan las tendencias de los ganadores.
El consorcio Observa El Salvador 2024 reportó que en todos los centros de votación observados, se presentaron problemas vinculados con el Sistema de Registro y Transmisión del TSE.
“Entre los elementos destacables se puede citar: dificultades en la logística de entrega del equipo de transmisión de datos; bajo nivel de conocimiento de los miembros de las JRV para su uso, lo cual remite a un inadecuado proceso de capacitación; falta de papel de seguridad para la impresión de las actas en las JRV y la consecuente necesidad de levantamiento de actas de cierre y escrutinio a mano, lo que explica parcialmente la prolongada dilación del proceso de escrutinio preliminar; dificultades con la carga de votos en el sistema de transmisión, lo cual se vio reflejado en la inconsistencia entre los datos establecidos en las actas y los originalmente publicados en el portal de resultados preliminares del TSE. Un ejemplo de ello es que en al menos 10 centros observados se advirtió que el sistema multiplicaba el número de votos procesados por las JRV”, señaló.
Carlos Palomo, de la Iniciativa Votante, consideró que fallaron completamente los controles del TSE, lo cual es grave porque contó con un enorme presupuesto para desarrollar todos los sistemas, tanto el de transmisión, como el de divulgación y los de voto electrónico. La Asamblea aprobó $70.2 millones para la elección en el territorio nacional y $59 millones en el extranjero.
“Es importante que los magistrados y el jefe de informática (Ignacio Villagrán) expliquen por qué no lograron advertir que los dos sistemas (transmisión y divulgación) no funcionaban bien. También vale la pena mencionar que esto sucedió por el poco tiempo que tuvo el Tribunal para desarrollar el proceso con tantos componentes tecnológicos interactuando”, sostuvo Palomo.
Los dos simulacros previos a las elecciones revelaron fallas en la transmisión; sin embargo, la presidenta del TSE, Dora Esmeralda Martínez, y el jefe de sistemas informáticos aseguraban que los simulacros fueron exitosos.
Mientras el caos reinaba en la transmisión y procesamiento de los resultados, Bukele salió a las 10:15 de la noche junto a su esposa Gabriela al balcón del Palacio Nacional, en el Centro Histórico de San Salvador, para declararse victorioso en una contienda en la que violó la Constitución al buscar la reelección inmediata, cambió las reglas del juego con la reducción de diputados y alcaldías, amenazó con cárcel por obstaculizar la inscripción de una candidatura, utilizó el régimen de excepción para provocar miedo, asfixió económicamente a los partidos de la oposición al no pagar la deuda política y usó todos los recursos del Estado para hacer campaña electoral frente a la pasividad del Tribunal Supremo Electoral, que se cambió la camiseta de árbitro por la de cómplice de Bukele.
“En general, el proceso electoral fue un proceso no competitivo. Estas elecciones perdieron esa característica, y obviamente no hubo contienda entre partidos políticos; o sea, no una contienda real”, valoró Eduardo Escobar, director ejecutivo de la organización Acción Ciudadana, quien es duramente criticado por el mismo Bukele y funcionarios de su gobierno tras emitir sus opiniones en medios de comunicación.
A pesar de esa “no contienda real entre partidos políticos”, las encuestas previas a las elecciones daban el triunfo para Bukele. La última medición de la UCA daba un 81.9 % de la intención de voto para Bukele; un 4.2 % para Manuel Flores, del FMLN; 3.4 % para Joel Sanchez, de Arena; 2.5 % para Luis Parada, del partido Nuestro Tiempo; 1.1 % para José Renderos, de Fuerza Solidaria; y el 1 % para Marina Murillo, de Fraternidad Patriota Salvadoreña.
“En toda la historia del mundo, desde que existe la democracia, nunca un proyecto había ganado con la cantidad de votos que hemos ganado este día. Es literalmente el porcentaje más alto de toda la historia, es la diferencia entre el primero y el segundo lugar más alta de la historia. Y no solo hemos ganado la presidencia de la República, por segunda vez, con más del 85 % de los votos, sino que hemos ganado la Asamblea Legislativa con 58 de 60 diputados como mínimo”, expresó Bukele a sus seguidores que abarrotaron la Plaza Cívica.
El dato del que se jacta Bukele es falso. El vecino país de Guatemala, en 1944, eligió al presidente Juan José Arévalo con 86.3 % de los votos. En Azerbaiyán, en 1993, el presidente y dictador Heydar Aliyev ganó las elecciones con el 98.9 % de los votos. Su hijo y heredero de la dictadura en ese país, Ilham Aliyev, va en busca de su quinto periodo tras haber ganado las anteriores elecciones con hasta 88.7 % de los votos.
“Sería la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema plenamente democrático. Toda la oposición junta quedó pulverizada”, agregó Bukele en su discurso, quien echó mano de los recursos de Casa Presidencial para montar el evento y quien también utilizó el poder del Ejecutivo para controlar la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema de Justicia en función de cambiar las reglas democráticas a su favor para mantenerse en el poder.
Más temprano, rompió el silencio electoral en una conferencia de prensa para atacar a los periodistas y difundir su narrativa oficial de que no está desmantelando la democracia, sino que está “sustituyendo la democracia, porque El Salvador jamás tuvo democracia”.
Para Eduardo Escobar, el resultado de la elección presidencial ya era previsto y no cambiará con la decisión del Tribunal Supremo Electoral de abrir las urnas para contar los votos de las 2,547 actas que no se pudieron transmitir la noche de la elección; sin embargo, asegura que hay dudas sobre la elección de diputados a la Asamblea Legislativa, sobre la cual el TSE abrirá todas urnas para contar voto por voto.