Cuatro alcaldías y dos oenegés conforman la organización “Una mesa común para todas y todos”, quienes están impulsando la construcción y funcionamiento de lo que sería la Universidad Nacional “Rutilio Grande”, que busca beneficiar a cerca de 10 mil estudiantes de zonas rurales del norte de El Salvador. Según datos oficiales, solo el 2 % de la población rural de El Salvador tiene acceso a la educación superior. Han presentado un anteproyecto de ley a la Asamblea Legislativa, y están por presentar 20 mil firmas que respaldan dicha iniciativa.
Por Mario Beltrán
“…Que el ingreso al bachillerato sea al mismo tiempo un abrirse a la universidad, en la que han de tener cabida todos los hombres y mujeres capaces de nuestras comunidades, con igualdad de oportunidades”, soñó alguna vez el padre Rutilio Grande. Seguramente habría sonreído al saber que ese sueño está a las puertas cumplirse. El sacerdote Rutilio Grande, párroco de la iglesia del municipio de El Paisnal, al norte de San Salvador, fue asesinado el 12 de marzo de 1977 mientras se dirigía a oficiar una misa; de esas que con sus discursos, se convertía en la piedra en el zapato del Gobierno en turno.
Hoy, a 38 años de su muerte, el programa “Una mesa común para todas y todos” impulsa la creación de una segunda universidad nacional en El Salvador: “Universidad Nacional Rutilio Grande”; además de adecuar la educación media con enfoque de soberanía y seguridad alimentaria, y la formación de fe y realidad nacional en campesinos.
Mónica Fernández es una religiosa española que vive en El Salvador hace ya 12 años. Ella es la cara visible de un grupo de organizaciones -cuatro alcaldías y dos oenegés- que buscan la aprobación y los recursos para dar inicio con la universidad.
De acuerdo con Mónica Fernández, la idea nace hace cinco años en la zona de El Paisnal. “Un grupo de personas que conocieron a Rutilio Grande, sentían ese deseo de difundir su mensaje y su memoria”, comenta.
Como organizaciones se trazaron tres grandes líneas de acción que consisten en la creación de un instituto agropecuario en El Paisnal, con el fin de ofrecer a la juventud que terminan su educación básica, alternativas de educación media acordes a la zona que es agrícola, con bachilleratos agropecuarios, agroindustrial, turismo, carnes y lácteos, entre otros.
En segundo lugar se planteó un centro de evangelización y desarrollo campesino que será creado en la zona de Las Tres Cruces, lugar donde fue asesinado Rutilio Grande.
Y la tercera línea -una de las más ambiciosas- es la creación de la Universidad Nacional Rutilio Grande. “Es una universidad que se proyecta reciba a unos 10 mil estudiantes y ofrezca 42 carreras en seis facultades”, explica Fernández.
El 27 de abril de este año, las organizaciones presentaron una propuesta de ley ante la Asamblea Legislativa salvadoreña, en donde se mostraba el estudio de factibilidad realizado en la zona, una entrevista a casi mil jóvenes estudiantes de bachillerato y las propuestas para la instalación de la casa de estudios superiores.
La universidad estaría ubicada en el municipio de Aguilares, concretamente en la Troncal del Norte por el fácil acceso de toda la zona norte del país para departamentos como Chalatenango, y los municipios de Suchitoto, San Pablo Tacachico, El Paisnal, Aguilares, Guazapa, Apopa, entre otros.
“Desde que nació la idea, siempre se pensó con el enfoque en torno a la memoria de Rutilio Grande, soberanía alimentaria, identidad cultural y memoria histórica”, explica.
La educación superior en El Salvador es de difícil acceso a pesar de las más de 17 universidades que hay. Según datos de la Universidad de El Salvador (UES), un promedio de 25 mil estudiantes aspiran cada año a convertirse en estudiantes de la única universidad pública en El Salvador, de esa cifra, solo cerca de 21 mil estudiantes realiza el examen de admisión. En el ciclo universitario más reciente (02/2015) solo 12, 925 estudiantes retiraron la carpeta para someterse al examen de admisión.
De acuerdo a la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM), para 2013, solo el 2 % de la población rural de El Salvador contaba con acceso a educación superior. “Eso hace que a la educación superior solo acceda un grupo pequeño y privilegiado del país”, dice Mónica.
Mónica Fernández es enfática al decir que de parte de las autoridades de Educación no ha habido ningún obstáculo que impida la instalación de una nueva universidad nacional “en estos cinco años se ha coordinando con varias instancias del Ejecutivo, del Ministerio de Educación, Ministerio de Hacienda, de Agricultura, entre otros. También hemos podido conversar con Casa Presidencial, y la recepción del proyecto es muy grande y muy positiva”.
Expresa además que están en busca del financiamiento internacional a través de diferentes embajadas en el país como la embajada de China-Taiwá, la de Japón, de Corea, de España, entre otras. “Estamos en búsqueda de este apoyo, y hay una esperanza muy posible de que se consiga”, agrega Fernández.
Afirma además que en la más reciente visita de una delegación de representantes de la Iglesia Católica de El Salvador a El Vaticano, se le entregó una carta al papa Francisco del programa “Una mesa común”, pidiendo que él fuese uno de los patrocinadores de la universidad.
Para la creación de la universidad, ya se han recogido 20 mil firmas que serán presentadas el 26 de noviembre ante la Asamblea Legislativa salvadoreña. “Estas 20 mil firmas son para respaldar el proyecto de ley de creación de la universidad, que se presentó el 27 de abril del presente año”.
Mónica es una teóloga española graduada de la Universidad Centroamericana (UCA) de San Salvador, quien vino hace más de una década, por el deseo de profundizar en la teología latinoamericana, y conocer más sobre sus referentes como el mismo padre Rutilio Grande, el beato Monseñor Romero, entre otros. “Grandes personas de talla mundial que dieron la vida en este país, por amor a sus hermanos”, comenta.
Fernández concluye de forma optimista, asegurando que la iniciativa no no encontrará obstáculos al interior del Parlamento salvadoreño, pues no se trata de una iniciativa política o ideológica. “Prueba de ello es que las alcaldías que la impulsan no son de un mismo partido político. La Alcaldía de Aguilares es del PCN, la de El Paisnal es de el FMLN. Independientemente la ideología, se percibe en la población un clamor por poder estudiar”.
Y agrega que “mientras se amplíe el espacio educativo, se superará la violencia, y se puede resolver en cierta medida el problema del empleo porque un profesional bien capacitado tiene mejores oportunidades. El perfil de la universidad es beneficiar a los sectores con escasos recursos. Esa es la preferencia de la universidad. Consideramos que no es una injusticia hacer opción preferencia por los desfavorecidos”.
El Paisnal es uno de los municipios con un considerable índice de homicidios. Durante 2014 hubo 31 muertes violentas, mientras que hasta septiembre de 2015 ya se contabilizaban 16 muertes violentas.
De aprobarse la construcción y funcionamiento de la Universidad Rutilio Grande, se convertiría en la segunda universidad nacional en El Salvador, beneficiando a un promedio de 700 mil personas de las zonas antes mencionadas.