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“Queremos salir de aquí a la casa, no al penal”

Amenazas a médicos, un helicóptero sobrevolando el perímetro, supuestos amedrentamientos de parte de las autoridades de seguridad en el centro de contención Nuestra Señora de Monte Carmelo. La tensión sube ante el desconocimiento de resultados de pruebas de COVID-19 practicadas.

Entrada la noche del jueves 14 de mayo, agentes de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) de la Policía Nacional Civil (PNC) ingresaron al centro de contención nuestra Señora de Monte Carmelo, ubicado en Ciudad Delgado. Eran casi las 8:00 p. m. Rodearon la casa de retiro para neutralizar un supuesto plan de fuga o un amotinamiento de parte de los internos que permanecen en cuarentena. Los médicos que estaban de turno habían emitido un aviso de amenazas de parte de algunas personas que exigieron conocer los resultados de sus pruebas y en respuesta llegaron los agentes. Los internos se escondieron en sus cuartos, mientras que los médicos se encerraron aparentemente bajo llave.

Dos horas después del aviso de los médicos, helicópteros sobrevolaban el centro de contención. Divididos por sectores y tres alas diferentes, las personas en el centro sumaban, hasta este 15 de mayo, 39 días en cuarentena controlada.

Internos contaron a GatoEncerrado que les han practicado tres pruebas y pese a que no tienen respuestas de sus resultados, dicen estar negativos hasta no verse salir en ambulancia. Solo cuatro personas han sido sacadas del centro de contención por supuestamente haber dado positivo a COVID-19. El jueves 14 de mayo, llegaron por el último de esos: una ambulancia HIACE, de Fosalud, llegó para llevarse a un joven alrededor de las seis de la tarde. Además de los cuatro, otros siete han sido trasladados por ser posibles nexos epidemiológicos, según cuentas que los internos hacen. El resto aguarda impaciente. 

La noche del 14 de mayo trascendió en las redes sociales que la UMO había sometido a personas dentro del centro, quienes supuestamente tenían un plan de fuga. “A unos compañeros los golpearon, o eso gritaban, pero a mí no me consta. Yo no le podría decir si es cierto o no, porque hasta el momento la persona no quiere hablar”, relató uno de los internos a GatoEncerrado. Lo que sí confirmó es que nunca existió un plan de escape. 

El interno que contó eso a GatoEncerrado tiene 39 días en el centro de contención, desde que fue detenido presuntamente por haber infringido la cuarentena domiciliaria. Agregó que en su sector, un agente de al UMO llegó a notificarle que se lo llevaría detenido. “Me dijeron que yo estaba involucrado en las amenazas y agresiones contra los doctores, me pidieron que saliera”, dijo. Pero el joven se resistió y pidió que si querían detenerlo, podían hacerlo, pero antes tenían que explicarle la razón con pruebas. El policía sacó las esposas, se puso la mano sobre el arma e insinuó que se lo llevaría a la fuerza.

“Si me viene a llevar, que me lleve, pero necesito que me dé explicaciones. Eso sí fue una amenaza directa. Tengo testigos”. Los agentes frente a él eran unos siete u ocho con uniformes de la UMO y otros cuatro con uniformes de agentes del nivel básico. No hicieron nada en su contra. 

De acuerdo con el joven, el sector tres tiene de frente al personal médico, por eso día y noche insistían sobre los resultados de sus pruebas y cuándo les dejarían salir. 

Luis, un joven que fue detenido y cuyo caso fue documentado por GatoEncerrado, narra que fueron las personas del sector tres quienes habían amenazado a los doctores. “El doctor emitió un reporte y la tensión subió por la presencia de los agentes policiales”, dijo. 

Las horas previas

El médico a cargo del centro se retiró a las cuatro de la tarde. Los internos festejaron el hecho de no haber tenido ningún positivo entre las pruebas. “Si lo hubiera”, les dijo el médico al despedirse, “ya me habrían llamado antes. Dejé todo listo para que ellos procedan y los doctores acá encargados, de turno, procedan para ponerlos en libertad a ustedes”. Eso les dio a entender antes del encuentro con los agentes. El médico se fue. “Dijo que esperaba ya no vernos, porque había dejado las órdenes para que viniera un vehículo y nos movilizara a nuestras casas”, comentó Luis.

Luis cuenta que al ver llegar el pelotón de la UMO, se metió en su habitación. Supo que a las personas que emitieron las amenazas contra los médicos las sacaron al patio, les hicieron cateo y les preguntaron quiénes habían enviado los mensajes intimidantes. Pero no respondieron. Luego, las autoridades mandaron a llamar al todo el sector uno. 

“Nos sentaron a todos en la glorieta. Ellos ya habían recibido las denuncias y dijeron que iban a proceder contra las personas que hicieron las amenazas de forma individual”, añadió Luis. 

Los agentes hablaron fuerte, pero nunca les golpearon, dijo. Preguntaron si había alguna fuga y pasaron lista. “Para ser la UMO, estuvo decente”. Los internos dieron los nombres, pasaron lista —crearon una nueva y más organizada lista— y comentaron a los agentes que estuvieron haciendo vigilancia frente al abandono de policías noches atrás. Expresaron que temen que, por estar en una zona boscosa y peligrosa, algo les pase. En respuesta, las autoridades del centro se comprometieron a redoblar la vigilancia.

A las 7:00 a. m. del viernes, el doctor a cargo del centro de contención llegó. Los internos lo identifican como el doctor Estrada. A unos cuantos les preguntó lo que había ocurrido e insistió en que no tenía información de la persona infectada que se llevaron la tarde del jueves. 

“El doctor agregó que debemos esperar de 15 a 20 días más para una cuarta prueba y ver si estamos bien”, dijo la fuente que, por seguridad, no dio su nombre. Es lo que escuchó. 

El domingo les practicaron una tercera prueba de COVID-19. Esperaban sus resultados ayer. Solo saben, de parte de los médicos, que no dejarán ir a nadie hasta que se mande una orden desde más arriba. El desconocer la información sobre sus pruebas es lo que ha aumentado la tensión entre los internos. Pero si de algo están seguros, dice Luis, es que quieren seguir los lineamiento sin llegar a la violencia. “Queremos salir de aquí a la casa, no de aquí al penal”.

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