Especial
El río Sensunapán, en Sonsonate, fue testigo silencioso del despojo de tierras indígenas y luego de la matanza ocurrida en 1932, durante la dictadura militar de Maximiliano Hernández Martínez. Aquí, el pasado y el presente se juntan en una historia de explotación de recursos naturales y segregación étnica, que se mantiene vigente gracias a la generación de energías limpias que promueven siete pequeñas hidroeléctricas y una octava que pretende construirse a costa del río que sirve como fuente de vida para los indígenas y agricultores.
En 2014, el Ministerio de Medio Ambiente rechazó el segundo proyecto hidroeléctrico de la sociedad Sensunapán S.A. de C.V. En julio de 2019, la empresa presentó al gobierno de Nayib Bukele una solicitud de revisión del permiso ambiental, en medio de la polémica orden presidencial para “agilizar los permisos ambientales” y “desentrampar los miles de millones de dólares en proyectos”.
El proyecto para instalar la octava hidroeléctrica en Sensunapán, Nahuizalco, amenaza el río del que dependen agricultores y comunidades indígenas. Los líderes indígenas y defensores ambientales exigen al Ministerio de Medio Ambiente que vuelva a rechazar el permiso ambiental. Los pobladores recienten que las tierras que eran de sus ancestros ahora sean utilizadas por una hidroeléctrica que pretende explotar el río que les sirve para sobrevivir.
Las artesanas de Nahuizalco están preocupadas porque dependen del río Sensunapán para el cultivo de tule, con el que trabajan y elaboran productos para sobrevivir. La intención de Sensunapán S.A de C.V. de instalar una octava hidroeléctrica en la zona pone en riesgo el agua que utilizan las comunidades indígenas y las artesanas para sobrevivir.
Lo ocurrido en 1932 tiene toda una historia detrás y tiene más matices de lo que normalmente se ha aceptado como la verdad histórica.
Por Óscar González
Por Derlin De León
Investigación: Carolina Amaya y Cristina Hernández
Editor: Ezequiel Barrera
Multimedia: Carolina Amaya y Emerson Flores
Cuento Corvos: Óscar González.
Cuento Salvoconducto: Derlin De León
Ilustración: Leonel Pacas
Montaje web: Karen Moreno y Ezequiel Barrera
